Me gusta compartir lo bueno que me pasa contigo. Y el pasado viernes me sucedió algo bueno per se que no quiero quedarme para mí sola. Algo que, de manera simbólica, me devuelve al valor de la colectividad como aliento (y solución). El viernes pasado yo no tenía qué leer. Y necesitaba desesperadamente enchufarme a una buena prosa para dejarme atrapar por sus páginas y vivir mundos nuevos, lugares diferentes y sensibilidades ajenas a las mías. Necesitaba salir de mi zona de confort lectora. Soy adicta a la lectura, lo confesé en 2012 con el Elogio de la lectura y en estos otros fémures sobre el tema (aquí, aquí y aquí y aquí también) y quedarme sin un libro que leer, me deja huérfana. Me gusta leer después de comer, de cenar, de trabajar, de tomar café, de hablar con una amiga, de nadar, de pasear, de escribir, de despertarme de la siesta, de hacer un pan de nueces, de hacer el amor... Por cierto... ¿Hay algo más bello que una persona leyendo un libro?... Una persona que lee se abandona al libro abierto ofreciéndose a sus páginas, se le afloja el rictus, suelta los hombros, respira suave, entorna la mirada... Cuando voy en el bus y veo a alguien con un libro abierto me quedo embobada. Intento ver qué lee y juego a adivinar por su expresión de qué va el libro. Me fascina la visión, hay una serenidad especial en quien lee un libro ajeno al raca-raca ruidoso del entorno, es una expresión que contrasta con quienes van leyendo la pantalla del móvil, que gesticulan guasapenado o mueven la cabeza escuchando música. Es, además, un desdoble prodigioso: el cuerpo está ahí, delante de ti en el bus, pero ves claramente que su alma está en otro lugar, y es maravilloso cuando contemplas como vuelve el alma al cuerpo al cerrar el libro para bajarse en la parada solicitada... ¿Y tú qué haces cotorreando en el bus que no vas leyendo, guapa?... Te estarás preguntando con toda la razón en este momento. Me pasa una cosa: que me pongo en plan protectora cuando detecto a alguien desplegando su iglú lector y vigilo que nada ni nadie altere su lectura. Tengo la teoría de que, mientras haya una persona leyendo, hay esperanza. Una persona leyendo es alguien menos agrediendo, gritando, crispando, robando, dañando, delinquiendo, engañando, manipulando, rompiendo. Como ver a un bebé durmiendo, respirando con el abdomen... Quisiera velar su sueño para que nada ni nadie lo violente porque tengo otra teoría que dice que el futuro de la humanidad depende de la paz desprendida de la fotosíntesis pulmonar que hacen los bebes al dormir. Los bebés inhalan nuestro aire irrespirable y lo exhalan respirable tras filtrarlo en sus pulmoncitos. ¿No lo sabías?...
Leer es respirar para mí y hay días en que lo necesito hacer de manera perentoria, irremediable, desesperada, incluso. Lo necesito como quien busca un refugio, un abrigo, una certeza, un quiebro a la realidad, una pausa, un oasis, un paréntesis, una respuesta. Este fin de semana, gracias a la gente que estaba en red, esa red que rezuma odio tantas veces, la lectura ha sido la solución a la angustia de tantos días de ver herida la convivencia y la honda preocupación por ver qué sutura tendrá cómo quedará la cicatriz. Leer ha sido también la respuesta al desaliento frente a una violencia de otros tiempos sucedida en los lugares de paso de mi querida ciudad, Valencia. He visto personas dobladas a golpes en la calle donde tomo café y me siento a abrir las páginas de mis libros. Y he palpado el daño que esos golpes han dejado en las calles aún días después de haber sido dados. Y ese desconsuelo, esa impotencia, esa tristeza de ver ojos anegados de odio antiguo, rancio, desatado, de una persona contra otra que no piensa igual, es algo que sólo se palía volviendo a las páginas de los libros que nos devuelvan a lo esencial, a lo imprescindible, a lo básico, a lo que realmente importa. Y lo que realmente importa no es el yo sino el otro, y cómo cuidar de él porque, en ese cuidado al otro, se encuentra el único yo posible... Pero, basta de teorías domingueras, te dejo 'lo bueno' que te anunciaba al principio, un listado con las recomendaciones lectoras que tan generosamente me hicieron en Twitter cuando pedí 'de leer' el viernes 13 en este tuit clic-clic. Al lado del título y autor, está la persona que me lo recomendó, por si te apetece preguntarle qué le atrapó del libro. Espero que te sea tan útil, grato y apetecible como me ha sido a mí el listado. Y que te pierdas en una librería hasta encontrar el que te guste. GRACIAS y feliz lectura.
Irene. Camille. Alex. La trilogía de de Pierre Lamaitre @salmasa
El Entenado, de Juan José Saer @cdomingo79
Los Miserables, Victor Hugo @SergiMoya y @FjavierMoya
Patria, Fernando Aramburu @gisb_sus y @Salcofa
Secretos a golpes, de Susana R. Minguélez , @gisb_sus
Los buenos amigos, de Use Lahoz @mablanco60
La abuela civil española, de Andrea Stefanoni @visentorro
El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon @NOEVCIA
Casa luna, de Miguel Pasquau @Cati_Martnez
El hoy es malo, pero el mañana es mío, de Salvador Compán @Cati_Martnez
El correo de Bagdad, de José Miguel Varas @Aubess
Donde nadie te encuentre, de Alicia JimÉnez Barlett @Aubess
Middlesex, de Jeffrey Eugenides @Aubess
Solenoide, de Mircea Cartarescu @MarianGallard14
El motel del Voyeur, de Gay Talese @Pau_Taiotoshi
Judas, de Amos Oz @d_hernandez_j
Rescate, de David Malouf @d_hernandez_j
De parte de la princesa muerta, de Kenizé Mourad @XuliaMerce
Un jardín en Badalpur, de Kenizé Mourad @Cati_Martnez
El poder del perro, de Don Winslow @inigoberistain
Travesuras de la niña mala, Vargas Llosa @inigoberistain
Galveston, Nic Pizzolatto @inigoberistain
El libro de los Baltimore, de Jöel Dicker @rosadg_
Americanah de Ngozi Adichie @belngrau
El huerto de mi amada, Alfredo Bryce Echenique @Balkiszafar
Eren ells, de Carles Rebassa @AndreuSenti
Intemperie, de Jesús Carrasco @javier_sarabia
Las lunas de Júpiter, de Alice Munro @javier_sarabia
Los Mandible. Una familia: 2019-2047, de Lionel Shriver @margarita_bonet
El desayuno de los campeones, de Kurt Vonnegut @JoamJoan
Carol, de Patricia Highsmith @Monescri
Les veus del Panamo, de Jaume Cabré @carmenlluce
Jo confesso, de Jaume Cabré @carmenlluce
La sega, de Martí Dominguez @carmenlluce
Todo esto te daré, de Dolores Redondo @into_ainoac
Submissió, de Houellebecq @alidareig
Plataforma, de Houellebecq @alidareig
Temps Obert (serie, 11 volumenes), de Manuel de Pedrolo @OBorrasAnna
Volver a Canfranc, de Rosario Raro @polliatus
La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero @polliatus
Los besos no se gastan, de Raquel Martos @polliatus
La ley de los Justos, de Chufo Llorens @polliatus
El silencio de la Ciudad Blanca, de Eva García Sáenz de Urturi @CAYECOSTA
Hasta siempre, mi amor, de Jojo Moyes @Juanatalavera
Casi nunca, de Daniel Sada @MGrijalvo
Beloved, de Toni Morrison @FJavierMoya
Crímenes exquisitos, Vicente Garrido @anarancano
El sol de los Scorta, de Laurent Gaudé @romaromae
Tras tu rastro, de Aeryn Anders @CharyNovelas
Cometas en el cielo, de Kalhed Hosseini @jc_gares
La Fada Negra, de Xavier Theros @gorrilu
La asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, de Michael Chabon @cosmiquita
Napalm, de Jordi Colonques @vicentcolonques
El club dels homes amb bigoti, de Ramon Pardina @davidvidrapsode
Kim Jon-un, de l'Oriol Jara @davidvidrapsode
Argelagues, de Gema Ruiz @alidareig
Breve historia del circo, de Pablo Cerezal @JavierValbert
El retorn de l’Hongarés, de Anna Moner @isetapm
El lector de Julio Verne, de Almndena Grandes @mportase
Color de leche, de Nell Leyshon @mportase
Mi planta de naranja-lima, José Mauro de Vasconcelos @mportase
Los pacientes del Doctor García, de Almudena Grandes @CarlosDíazGan y @SCreusO
Bilbao-Nueva York-Bilbao, de Kirmen Uribe @Jesusguardiola
Juegos de la edad tardia, de Luís Landero @David_Senabre_L
Kenzie y Gennaro (serie de 6), de Dennis Lehane @lauraortegaglez
El Alfabeto del Crimen (serie de 25) de Sue Grafton @lauraortegaglez
Belvilacqua y Chamorro (serie de 9), de Lorenzo Silva @lauraortegaglez
Padre Padrone, de Gavino Ledda @alejandropla
El vigilant, de Peter Terrin @Aliquatenus
Postmortem, de Peter Terrin @Aliquatenus
El Barón Rampante, “más TODAS las de Italo Calviño” @gpamplo
The Brooklyn Follies, de Paul Auster @PABLOHDEZWALTA
Cómo fuego en el hielo, de Luz Gabás @belen_hueso
El último adiós, de Kate Morton @belen_hueso
La paloma, de Patrick Süskind @Amparo_san
El cuento de la criada, de Margaret Atwood @Amparo_san
El corazón de las tinieblas, de Joseh Conrad @Amparo_san
El héroe discreto, de Vargas Llosa @Amparo_san
Leviatán, de Paul Auster @Amparo_san
14, de Jean Echenoz @Amparo_san
La historia del mundo contada para escepticos, Eslava Galan @Amparo_san
Una super triste historia de amor verdadero, de Gary Shteyngart @vicentcanyeta
Nuestra casa en el árbol, Lea Velez. Carmela Pérez en Face
Olive Kitteridge, de Elisabeth Strout. Tía Ankeles en Face
Una suerte pequeña, de Claudia Piñeiro. Carmela Pérez en Face
El artículo me ha encantado. De las recomendacuones… Algunos no comparto. Muchos no conozco, los buscaré
Muy bueno tu artículo. Gracias por compartir los libros.