Un verano diferente (VII)

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  • La hora del baño

    Son las ocho de la tarde y es la hora del baño. La hora del baño va justo después pasear a Lucas (el perro) y justo antes de la cena. Después de descansar regular, aguantar la jornada laboral (tres videoconferencias que no van a ninguna parte, seis archivos a medio completar); mi cascarón de 47 primaveras me pide calma. Pero, en vez de sosiego, tengo a ti, Martín. Te aparco delante de los dibujos mientras preparo tu baño. Sólo un momento. Pero, tres segundos después irrumpes en el cuarto, un rayo de apenas setenta y pocos centímetros y dieciocho meses; la sonrisa mellada y tu mano extendida hacia el grifo. Quién diría que hace tres meses, antes del confinamiento, no sabías caminar. Metes la manita en el caudal y empiezas a salpicarme, haciendo ruiditos que, sin hablar tu idioma, entiendo como «voy a liarla un poco». Conecto el mango de la ducha para distraerte, aunque forcejeas con el flexo. Cuando está llena la bañera, te saco de allí. Suena el teléfono, es mamá, que ahora sale de trabajar. No tarda. Levanto la vista de la pantalla del móvil, y ya no estás en el comedor. Regreso al cuarto de baño y allí estás, riendo triunfal, sosteniendo la alfombra del baño empapada tras haberla sumergido en la bañera.

    —¡MARTIIIIIIN! —exclamo, repitiendo por 324ª vez el grito de moda.

    Te quito la alfombra de las manos, la pongo a escurrir, lloras a todo lo que te dan los pulmones (que es mucho), te cojo en brazos mientras siguen tus protestas. Respiro hondo, y continúo. Te desnudo, te meto en la bañera y, una vez despojado del pañal, agachas la cabeza y te haces pis en el agua, muerto de risa. Nuestro ritual continúa: me siento en el suelo y te leo el libro sobre “El mar”. Varias veces. Te encanta ese libro. Tu madre y estamos deseando que, este verano, la hora del baño sea en agua de mar. En esa playa en la que, en los años sesenta, tu bisabuelo decidió emanciparse y hacerse una casa en el acantilado. "Qué ocurrencias tienes, hacerte una casa allí arriba, tan lejos de tu familia, tan lejos de la orilla"; le martilleaba todo el mundo a tu bisabuelo Monfort. Un visionario, el bisabuelo Monfort. Este verano nos sobrepondremos a todo el miedo que nos generan los virus; saltaremos por la incertidumbre laboral de papá y mamá y de todo lo que se nos ponga por delante. Chapotearás en el mar, te sorprenderás en tu primera zambullida. Al principio no te gustará y torcerás el gesto, pero pronto te encantará, como cuando le pegas un bocado a un limón. 

    Mi mente se ha fugado otra vez. Es una mala costumbre cada vez más habitual. Le da por viajar a futuros inciertos, explorar pasados imposibles. Perdido en el presente. Cuando mi atención vuelve al ahora, te sorprendo intentando abrir el grifo de la bañera. Estás de puntillas, todo lo largo que eres, a punto de caerte. Pero, cabezón, consigues tu objetivo. Yo lo cierro. Tú lo abres. Lo cierro. Abres. Cierro. Abrescierroabrescierroabrecierabrcierrr….

    —¡YAAAAA!

    Me pongo a llorar. No puedo evitarlo. Tampoco me sorprende. Lloro todos los días. A veces con motivo, a veces sin ningún motivo aparente. Te saco de la bañera y te envuelvo en la toalla. Así, como si fueras un gusanito, te llevo a la habitación. Tu carita cerca de la mía. Entonces, acercas tu boquita a mi nariz y pienso que me vas a morder. Pero no, me das algo parecido un beso. Será que me quieres.

    Rafa Porcar (@R_Porcar)

    Podcast "Pregonando en la Pecera", de Rafa Porcar: Clic-clic

    #UnVeranoDiferente 

     

    Mirada infrarroja

    Hace justo un año viví mi propio verano diferente. A principios de junio fui testigo en primera persona de un acontecimiento extraordinario y, a la vez, terrorífico. A las 8h en punto de una mañana de junio, la muerte se presentó en mi casa sin avisar. Sentada al lado de mi padre mientras le ayudaba, de repente vi como cerraba sus preciosos ojos verdes y ya no los volvía a abrir. Así, de golpe. Eso que dicen que no somos nada, es cierto. Porque hoy estamos arriba, mañana abajo y el siguiente en un agujero. Ese día la muerte me puso en alerta, la vida es unsegundo. Si estamos vivos, vivamos. Como es lógico, el shock me duró semanas. La gente más cercana sabe que no soy de exteriorizar mis problemas. Mi manera de expresarme es mediante la creatividad. Pasé el verano teniendo la mente ocupada. Ahora me maravilla como pude tener fuerzas para seguir, creo que todo ser humano tenemos como una alarma que nos despierta paracontinuar el camino. Un camino donde lo importante no es la meta, es el camino en si. 

    Soy una persona muy creativa (abro paréntesis... tú también eres creativ@, todo el mundo es creativo, solo hay que ponerse en la tarea y verás como te sorprendes a ti mism@). La creatividad siempre me ha salvado en épocas de crisis, y esta vez no iba a ser menos. A pesar del shock, una es fuerte aunque no se lo crea. Puede que pensar en la gente que te quiere te hace sacar fuerzas de debajo de las piedras. Fue un verano diferente pero no un verano perdido. Este verano del 2020, tampoco siento que sea un verano perdido. Ni tampoco he sentido que haya perdido marzo, ni abril, ni mayo, ni junio. Dicen que adelgacé, no me extraña porque no paré en toda la cuarentena, en realidad no he parado en estos últimos años. Como escribí en un post en mis redes sociales, estoy cansada física y emocionalmente. No me quejo. La vida te pone a prueba cada día y de todo se aprende. Por un lado, decidí voluntariamente cuidar a mis mayores. Por cierto, nadie te enseña cómo hacerlo porque es una etapa que no existe, están completamente invisibilizados.

    Me da tanta rabia lo que está ocurriendo con nuestros mayores en esta pandemia. Es una etapa que si tenemos suerte llegaremos y ahora con este bicho maligno, la gente está descubriendo que existen. Por otro lado, hace más de 20 años que me saqué el título de fotografía y hace un par que decidí volver a la universidad. El cuerpo me lo pedía. Durante la cuarentena tuve la oportunidad de pintar mi primer cuadro al óleo. Me sentía como una chiquilla con los juguetes de Navidad. Por fin se había hecho realidad uno de mis sueños. La vida es un aprendizaje. No hay que tener prisa. Todo llega. Y tanto que llega.

    A principios de verano se presentó un proyecto que durante dos años, 10 fotógrafas y 10 mujeres periodistas habíamos estado inmersas: València. Ciudad de Barrios. 10 fotolibros sobre los barrios de la ciudad, donde se demuestra que la mirada de mujer es tan diversa como la del hombre, aunque ellos nunca han sido silenciados como nosotras. Gracias a este proyecto, una iniciativa del colectivo Dones Objectives, mujeres fotoperiodistas de València, a mucha gente le va a sorprender la gran diversidad y creatividad en la mirada de mujer. Por cierto, no os he dicho que mi mirada es infrarroja. ¿Y la vuestra?

    Empar Bessó ( @emparbesso ) Fotógrafa y artista.

    Web de Empar Bessó clic-clic

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    #UnVeranoDiferente

     

     

    Las dos ediciones de esta semana del programa "Los sonidos del planeta azul", de Paco Valiente, han estado dedicados a Bebo Valdés. Te dejo enlace a las entrevisas con Fernando Trueba y "Bebo de Cuba": clic-clic

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