¿Te incomoda el título del post?... ¿Te sentirías más cómodo si hubiese afirmado que tú también eres inmigrante o refugiado?... ¿Te identificarías más fácilmente con la lucha por los derechos de un refugiado o de un inmigrante por los suyos?... ¿No te parece curioso?... ¿No te resulta llamativo descubrir que hay causas ‘humanas’ con las que no te identificas o sientes concernido?... No se trata de juzgar(te). Se trata de formular(te/nos) preguntas (incómodas) para ver si se encuentran (más) respuestas a los problemas de siempre. Respuestas que, quizás, ayuden a gestionar la incomodidad. Desde el punto de vista de los Derechos Humanos, esa incomodidad es muy interesante, mucho... ¿Qué relación hay entre esa incomodidad y los Derechos Humanos?... ¿Considerarías posible encontrar en ese espacio mental, llamémoslo creencia, la clave de que existan personas que vivan ajenas a la lucha por los derechos del colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales)?... ¿Podría explicarse también que lo argumenten con que ellos no son ‘así’?... ¿Pero qué quiere decir exactamente con que no son ‘así’?... ¿Que no son humanos?...
En un intercambio de tuits ya hace tiempo, recuerdo un comentario que hice sobre los derechos de las lesbianas, alguien me contestó, muy cordial, que ‘apoyaba nuestra lucha, y que le parecía admirable’. El tuit me llamó la atención por la información implícita que contenía: había dado por sentada cual era mi orientación sexual y se mostraba a favor de nuestra lucha, como si no la considerase suya también. Le di las gracias, no me pareció necesario catalogarme de ninguna manera ni etiquetarme como heterosexual. Fue algo anecdótico, pero me alertó sobre uno de mis temas ‘preferidos’ de preocupación: la falta de empatía de los seres humanos con los seres humanos, con las causas de otros seres humanos. Lo ajenas que se viven las luchas de los demás por esa falsa creencia de que un ser humano termina en su propia piel, y no en la piel del otro, que es donde termina de verdad... En la piel de los otros. Me asombra esa increíble facilidad para desvincularnos de lo que les pasa a los demás y la constante sensación de no pertenencia entre iguales. Entre humanos.
Por eso agradecí tanto que, esta semana, en la presentación en La Nau del libro Los Derechos Humanos en España: un balance crítico, el profesor y fundador del Instituto de Derechos Humanos de Valencia, Javier de Lucas, iniciase el acto lamentando la muerte de Pedro Zerolo y la pérdida de ‘una persona que ha luchado por los derechos de todos’. Ese ‘de todos’, lo escuché como un bálsamo. Y con infinita gratitud por sentirme beneficiada de la lucha de tantas personas que buscan y luchan cada día por obtener las respuestas apropiadas sin importarles la incomodidad o la falta de empatía de sus iguales. Personas que nos dejan un mundo mejor, más igualitario, menos incómodo... Un mundo más justo, en definitiva, un lugar donde las creencias no sirven para levantan muros kilométricos alrededor de los Derechos Humanos... ¿Y, ahora, qué vas a hacer con tu incomodidad?...
Imagen de Natalia Pizarro (@NataliaRodpi) |
No no soy gay, ni heterosexual, ni español o africano, ni católico o ateo…la peor violencia es la de etiquetarse como "algo", porque ese algo!, siempre siempre, tendrá un contrario. La lucha es por la "libertad interna de las personas", más allá de la imagen a la que se aferren o le condenen…Porque si no hay libertad interior ,que es amor, no se puede generar hacia el exterior…lo que no tienes dentro.
Nada humano debería sernos ajeno.
Gracias.
¡Qué grande mi Fani! El día que entendamos que no somos género, ni moda, ni sexo, ni idea, ni etiqueta, que solo somos polvo de estrellas, ese día quizá avanzaremos hacia la universalidad.
Un abrazo, maestra.