Tantos niños tan cerca de casa…

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  • Hace tiempo que decidí que mis creencias no me alejasen de las personas que quiero. No las religiosas, que no las tengo, sino las creencias, en general... Ese tipo de pensamientos propios o adquiridos consciente o inconscientemente, pero que nos estructuran por dentro y conforman eso que llamamos identidad (junto con los valores y los principios, creo). Por eso, si celebras la Navidad con ilusión, te felicito de corazón. Yo la odio cordialmente, a ella y a toda la parafernalia material y orgía emocional que significa. Cada vez me resulta más incomprensible este atracón de bondad de tres patas. Sólo con asomarme a los titulares y ver a los niños y a las niñas tiritando de incertidumbre en las fronteras de la UE, escapados del horror y estancados en la vergüenza europea, ya sé que el espíritu navideño es mentira. Si fuese verdad, no permitiría que tantos niños tuviesen que agachar la cabeza ante su incierto futuro. Incierto es una palabra amable en esta frase, la he elegido entre ‘jodido’ y ‘mierda de’ por no meter más carga de profundidad en este drama que no cesa. Tantos niños, tan cerca de nuestras casas y tan lejos de las suyas. Tantos niños sin ir al colegio, sin recibir educación, tantos niños con la infancia trasquilada. Y tan cerca de casa.
     
    Cerrando el foco a lo particular, mi Navidad terminó el día que murió mi padre. Él era la Navidad. Él, que preparaba y encendía el fuego y distribuía la leña de naranjo con el mismo esmero que un niño hace su primera construcción con maderitas de colores. Él, que removía las brasas y las aplanaba para que la parrilla quedase equilibrada y no se asasen más unas chuletas que otras. Él, que distribuía el cordero sobre los hierros como un joyero sus diamantes en una bandeja y lo dejaba encima de las brasas como quien deja al niño en su cuna. Él, que afilaba una rama con su navaja de injertar y ensartaba longanizas, morcillas y chorizos y la dejaba diréctamente en las últimas brasas. Él, que retiraba la rama del fuego y sacudía las cenizas y me ponía una longaniza en el trozo de pan que yo tenía abierto, con dos tomates en las mejillas de estar tan cerca del fuego. Él, que un rato antes había hecho un ajoaceite que se quedaba pegado al mortero cuando le dabas la vuelta y que se olía desde la calle. Él, que entre chuleta y chuleta nos miraba feliz viendo cómo nos zampábamos todo lo que iba sacando de las brasas entre risas. Él, que nos alimentó a tantos y que tanto nos cuidó a mi madre y a mis hermanos; y a todos los que le llamaban “Tío Vicent”.
      
    La niña feliz que fui se rompe en Navidad desde entonces, y asisto como un casco azul a todo lo que sucede. Esa niña rota, este año más acaso, pensando en tantos niños y niñas que no pueden disfrutan de unos padres que les mimen de ese modo porque sus pobres padres están demasiado ocupados en sobrevivir día a día. Se me llena la cabeza de caritas de pequeñajos, desorientados en un país que no es el suyo, rodeados, quizás, de personas que no son las suyas, y en unos lugares que no son los suyos. Y escucho todo el puto día hablar de pactos post-electorales y me tengo que grapar el hígado para que no me salga por la boca. Pienso en lo poquito o nada que han hablado de los refugiados en esta campaña electoral y no me entra en la cabeza cómo se puede seguir votando masivamente a políticos y políticas que no se ocupan de lo que realmente importa, que son los niños y niñas del mundo. Es como no ocuparse del futuro. Así de cortoplacistas son, como la Navidad.   
     
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    (Me tomo un descanso del blog hasta el viernes 8 de Enero. Seguimos con el Fémur de radio. El lunes 28 hacemos un especial sobre los polumbis con alguien que te va a encantar conocer. Ojalá estés ahí, al otro lado escuchándonos. Un beso).

    6 responses to “Tantos niños tan cerca de casa…

    1. Per a mi també les xulles i l'allioli són el Nadal, i preparar-ho amb els pares. L'esperit nadalenc de veritat és gent com tu, que fa de par Noel i pensa en tots els xiquets del món, sense distincions.

    2. Los padres, las madres y sus hijos pequeños. Y el espejismo de una felicidad forzada. Ese es el sentido de estos dias. La fiesta de la hipocresía y el consumo que nos hemos dejado imponer. Enhorabuena por el post!!!

    3. Los padres, las madres y sus hijos pequeños. Y el espejismo de una felicidad forzada. Ese es el sentido de estos dias. La fiesta de la hipocresía y el consumo que nos hemos dejado imponer. Enhorabuena por el post!!!

    4. ¿Qué es la Navidad? Pues para mi es un atracón de las más de las veces de la hipocresía y la falsedad. ¿qué hacemos durante todo el año con las impudicias de este género llamado humano?
      No soporto tanta mentira y tanta falsedad. No lo aguanto.
      Un abrazo grande quiero que recibas de este simple integrante de esta vida.

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