Había en la película La vida secreta de las palabras un oceanógrafo que contaba el número de olas y la fuerza con la que se estrellaban contra la plataforma petrolífera en la que discurrían las vidas de los personajes del film. Creo haber leído en algún lugar, hace ya mucho tiempo - la película es del 2005 - que llevaban 25 millones de olas contados. Me parece de una delicadeza extrema que alguien se dedique profesionalmente a contar olas en el océano. Y me sorprende haber vivido sin saberlo, con la importancia que las olas y las mareas tienen. Desde entonces, y sin poder yo evitar que este cerebro arado mío haga lo que le venga en gana cuando la realidad se le acartona, llevo desarrollando en mi cabeza un diverso catálogo de profesiones al margen de los convenios laborales que, a saber, si no estarán sosteniendo al mundo. Contadora de Gotas de Lluvia, por ejemplo, es una de las profesiones que me ilusiona porque, cuando llueve, sé que un batallón de mujeres tendrán trabajo bien remunerado y en condiciones dignas. En cuanto empiezan a caer gotas, salen en tromba a hacer el recuento de las gotas que caen, anotan cómo aterrizan, por dónde han caído y qué tipo de charcos se están formando con una escrupulosa profesionalidad. Luego, en los informativos, dan toda esa información en los titulares nombrando únicamente a las diferentes Estaciones Meteorológicas, que basan todos sus datos en el trabajo de las Contadoras de Gotas. Ni presentadores del tiempo, ni telediarios, ni físicos agradecen su trabajo, son lasnadie laborales galeanas.
Abrazador de Personas Mayores Solas (APMS) es una profesión para la que no te piden estudios, experiencia, ni referencias; sólo te piden tener el corazón en el sitio. No en el cerebro, ni en la cartera, ni en la nevera, donde se lo dejan tantas personas antes de salir de casa por miedo a ser queridas creyendo que transitar la realidad sin él es más seguro. Los APMS se dedican exclusivamente a los ancianos dejados como muebles desvencijados al lado de un contenedor. Personas mayores solas, en medio de un salón de luz amarillenta, sentadas el día entero en una mesa camilla mirando la televisión que quedó encendida la última vez que alguien fue a visitarlos. Permanecen quietos, callados, con las zapatillas de foam adheridas a las plantas de los pies de no quitárselas ni para dormir. Las manos entrelazadas, con los dedos como raíces secas de vid arrancada y dejada también. Sólo cuando llega el personal APMS, un poquito antes de irse a dormir por la noche, reaccionan los ancianos y ancianas y cambian la postura aparentando cobrar vida. Es cuando se les dibuja una sonrisa feliz que dura mientras dura el abrazo de los APMS, que incluyen doble achuchón en casos de soledad severa.
Existe otra profesión que cada vez tiene más demanda: Alisador de Dobleces. Las dobleces en las personas son extraordinariamente peligrosas y pueden causar daños irreparables en el tejido emocional del entorno, si no se actúa a tiempo y se planchan bien planchadas. Hay casos documentados verdaderamente espeluznantes, que detallan auténticas miserias escondidas en la doblez moral de algunos individuos y que cuentan sirvieron como base a algunos programas electorales (esto último tómalo con pinzas, que no lo he podido contrastar). Otra profesión fascinante es la de Repartidora de Sueños (pienso dedicarme a eso en cuanto termine este Fémur). La Repartidora de Sueños se pasa la noche entera de puntillas de aquí para allá asegurándose que cada cual tenga el sueño que necesita cuando entra en la fase REM. Los sueños son material delicado y resistente a partes iguales. Delicado porque se terminan a poco que te despiertes y resistentes porque pueden suceder dormido en cualquier situación. Existen también los Fabricantes de Ampos que se dedican a construir los copos de nieve. ¿Sabes que es prácticamente imposible que existan dos copos de nieve idénticos y que se encuentran hasta 35 tipos de copos de nieve diferentes según su estructura?... ¿Y sabes que hay alrededor de doscientos cristales de hielo en un solo copo de nieve?... Esos pequeños cristales de hielo, formados en las nubes a bajo cero, de apariencia frágil, encierran en su interior una belleza majestuosa y una geométrica fascinante tan sólo comparable, dicen, a las obras maestras que cuelgan en El Prado de Durero, Bruegel el Viejo, Rembrand o Antonio Moro. Pinturas todas que...
Casi se me olvida contarte por qué te estoy contando todo este cuento. Disculpa, con el arte de los flamencos siempre me encanto... Todo este cuento que te cuento te lo cuento por algo que ha sucedido esta semana entre los Fabricantes de Ampos. Algo insólito que jamás había ocurrido. En ningún invierno se había producido un hecho similar. Ha habido una rebelión entre los Fabricantes de Ampos desplazados a Grecia. Se niegan en rotundo a fabricar más copos de nieve y han bloqueado las nubes para impedir que sigan cayendo los que tenían almacenados. He podido hablar hace un rato con la portavoz de los Ampos y me ha explicado, rota de dolor y llorando qué ha pasado. Dice que, a principios de semana, descubrieron el cadáver de una niña refugiada de apenas cuatro años que, tras cruzar el Mediterráneo en agosto, había muerto de frío después de la intensa nevada de la noche. La niña tenía un manta de las que reparten las ONGs, pero no había sido suficiente porque la temperatura había descendido muchísimo en el campo de refugiados de Moria, en Lesbos, y porque "mandar mantas en lugar de mandar políticos que cambien las leyes", no es bastante... A su lado, vio al padre de la niña, llorando desconsolado e intentándola calentar meciéndola entre sus brazos huesudos, sin permitir que un voluntario se la llevase para ver si podían reanimarla. Ya sabían que no podrían, la niña estaba muerta, pero querían intentarlo, por lo menos, eso... Intentarlo. La madre de la niña estaba sentada junto al padre sin moverse, aterida, tenía la cara del mismo color blanco que su hija, un blanco que contrastaba con el granate de sus ojos hinchados tras haber llorado un mar entero, como lloró en la orilla el día que llegaron a la isla, contando a las olas que traían la siguiente barcaza que había salvado a su hija del mar. La madre tenía la mirada fija en los dos puñados de nieve que había cogido y que apretaba, uno en cada mano, mientras un bebé pelón asomaba de su regazo. Dice que el bebé no lloraba, que solo giraba la cabeza a un lado y a otro, mirando la escena con los ojos muy abiertos, sin pestañear, captando cada detalle para poder contar a sus nietos como murió su hermana de frío en el siglo XXI a las puertas de una Europa que había jurado que no sucedería jamás lo que justo estaba sucediendo.
Cuando me ha contado lo del bebé, la representante de los Fabricantes de Ampos se ha derrumbado por completo al otro lado del teléfono... No podía para de llorar; a duras penas ha podido balbucearme cómo de profundo la hirió la mirada de aquel bebé, y ha explicado entrecortada, que le resulta insoportable el recuerdo de aquellos ojos redondos y quietos, fijos en ella sin acusarla siquiera por ser fabricante de nieve, que solo la miraban, eso solo... Luego se ha serenado un poco y me ha dicho que el problema no es la nieve, que la nieve no daña, pero que, aún así, y como no encuentran otra opción, están haciendo lo imposible por pararla. Se iba y venía la conexión y ya no he podido preguntarle si son ciertos los rumores de que la rebelión se está extendiendo por más zonas. Creo haber entendido que están parado la producción de copos de nieve cerca de la frontera de Turquía con Bulgaria, pero esto último tómalo también con pinzas, porque no he podido verificarlo. Intuyo que esta mujer hará todo lo que esté en su mano para que no caiga un copo de nieve más sobre los 60.000 refugiados que hay en suelo europeo tiritando bajo la atenta mirada de los dirigentes de turno y el sobrecogimiento de los ciudadanos. De eso estoy segura. Ahora mismo voy a comprobar si esta revuelta histórica de los Fabricantes de Ampos aparece en los medios y marca las agendas políticas, o si los dirigentes de la UE siguen agendándose la realidad como, si la realidad, les importase una puta mierda.
«AIDEFAGSOTOLOSVI»
Admirador incondicional de Fani Grande sobretodo los viernes»
Una profesión muy bien remunerada emocionalmente, que además limpia y da esplendor a personas que se habían quedado anquilosadas de humanidad.
Hui he comprovat que és possible enamorar-se d’una entrada de blog. La teua professió de comunicadora de veritats no té preu. Una abraçada gegant!
Gràcies, és un ‘amor’ d’anada i tornada, ja ho saps. Gràcies, Amaia.
Propongo otro empleo, el de procurador de sueños. Alguien que además de tener sus sueños se encargue de hacer realidad los de los otros, en la medida de lo posible. Nos hace falta una convocatoria de miles de plazas de Procuradores de sueños, este mundo enfermo necesita volver a soñar en que se puede mejorar.