Soy Camps, Francisco Camps

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  • El Síndrome de Hikikomori lo padecen aquellos que han escogido abandonar la vida social y buscan grados extremos de aislamiento. Enseguida me di cuenta de que no era el que padecía Camps pues manifestaba todo lo contrario. Acaso fuese el Síndrome de Negligencia Hemisférica y únicamente estaba percibiendo la mitad de las cosas, o el de Alicia en el País de las Maravillas y estaba viéndolas empequeñecidas a sus ojos, y por eso se magnificaba tanto. Luego me incliné por el síndrome de Korsakoff, pero como no estaba documentado el alcohol en las fotos barajé el Síndrome de Ulises, que debuta en estrés monumental en personas alejados de  su Ítaca y con dificultades para regresar, siendo ésta Itaca: patria natal, espiritual o Palau de Generalitat. Por descarte pensé si padecería el Síndrome SARMI, como el actual Ministro de Justicia, y estuviese alejado de la realidad más inmediata poniendo en riesgo otras libertades civiles. Tampoco encajaba del todo pues sólo era papel couché, no legislativo. Como ningún síndrome parecía describir el estado mental de Francisco Camps deduje que no padecía alteración alguna y que el “telvazo” era el primer acto de campaña que perpetraba tras su absolución. ¿Campaña de qué?... Da igual eso ahora, ya acontecerá la teofanía, me dije para seguir avanzando.

    Hecho el diagnóstico con la rigurosidad que merece cualquier primer párrafo, es tiempo de conclusiones. De la entrevista saco tres y a cada cual más preocupante. La primera es que Camps está en pleno uso de sus facultades políticas, y habiendo completado su línea judicial (por ahora) quiere ir para bingo (nuevo partido, nueva presidencia...). La segunda conclusión es la soledad de la persona: ¿de verdad no ha habido cerca ningún buen amigo que lo haya sentado a la sombra, le haya dado una horchata, y le haya dicho “No lo hagas, Paco”?... La tercera inferencia toca un punto negro del actual tránsito democrático: el bolsillo ciudadano. ¿Qué hace este cargo electo, al que pagamos los contribuyentes, posando en una revista en lugar de ocupar el escaño al que no acude desde hace meses?

    Dadas las conclusiones llega el momento de la opinión. El valenciano, que es un idioma riquísimo, y que aunque no lo parezca a nivel institucional es oficial en la Comunidad Valenciana, tiene una palabra absolutamente deliciosa que el añorado Joan Monleón elevó a lo sublime y que sintetiza cómo es la entrevista: una coentor (cursi, barroca, pretenciosa y sobreactuada). Opinatus est, sólo me queda entrelazar las manos y pedir un deseo contemplando la foto de Camps con la percha y subido a la barca: que nos abra las aguas de la Albufera como abrieron las del Mar Rojo para que podamos comenzar el Éxodo. 

     
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    16 responses to “Soy Camps, Francisco Camps

    1. yo tb me apunto a lo de darte las gracias por tu sentido del humor, tan divertido como crítico y agudo. no sé como tiene esta eva el resto, pero su fémur arrea que da gusto y con precisión.
      saludos, ánimos y estrujones desde el otro lado del océano.
      r.
      ps: siempre emocionante la muixeranga…

    2. es tot una carcasa (per lo de les falles) de sorpreses… lo de estos ex inculpats….valla tela…per sert amb el dicsionari del valensia pobleri nian moltisimes paraules apropiades com les de coentor….. com: contjuminarse, etc.. jajajajaja. un beset. Fransisca

    3. "Mi reino no es de este mundo".Parece que todo el mundo lo sabe, incluso sus acólitos; este hombre flota por las aguas cual Mesías sin que se le borre la sonrisa. Criticar está actitud para sus correligionarios debe ser complicado, podría poner en evidencia tantos años de gobierno subido al tren de los despropósitos y hacer descarrilar un un convoy que todavía cruza nuestro país como si el paisaje no fuera con él. Seguid saludando con sonrisa hipócrita desde las ventanillas a los que os vemos pasar porque todo viaje tiene fin. Espero poder ver bajar a sus pasajeros al fin del trayecto de este viaje placentero y ver como vuelven a trabajar con el resto de los mortales para que el tren no se pare y podamos subir y disfrutar todos de este hermoso paisaje. "Nuestro reino sí es de este mundo", así que, amigos del Mesías, haced el favor de bajar del tren a los que se nombran maquinistas, que no son pocos, por la gracia de…

      1. La sonrisa compulsiva, esporádica pero constante, sin venir a cuento en la mayoría de las veces, de este ser que ahora se nos aparece – como bien dices – como un mesías en un lago bíblico, es producto de alguna deficiencia mental de la que todos los valencianos no salpicados por la política de forma directa o indirecta, o bien informados por medios independientes, hemos sido y seguimos siendo, perjudicados. Más de lo que parece.

    4. Sarcástico y acertado post. Yo no soy de los que piensan y dicen que el mayor desprecio es el no aprecio. Es decir; no hacer caso a las soeces de este personaje, por ejemplo, que está muy cercano si no es que está ya dentro, de un demencia que, aunque no peligrosa para la integridad física de las personas, si del bienestar de la sociedad que ha vivido bajo su gobierno.
      Espero que, la simpleza de sus correligionarios, no le den un empujoncito a la barca y le pongan los peces a merced para que obre milagros ficticios.

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