Elogio del plomo de Lesbos

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  • Una superficie plana no ofrece problema para ser medida. Coges cualquier regla, la posas sobre lo que sea plano que quieras medir, y ya lo tienes. Cuando digo, ‘plano’, digo una mesa, un tabique, un banco de la cocina, una estantería llena de libros, una caja de paracetamol, el suelo de una cancha de tenis, el cerebro de Trump, o la tierra para los que no sabían en su momento que era redonda... Cosas que son reconociblemente planas, mira a tu alrededor y busca en tu mundo circundante planeces y verás qué fáciles te resulta medirlas. Lo plano no ofrece conflicto mesurable. Lo plano es así de extraordinario también... Plano significa llano, liso, sin relieves, uniforme, sin cambios de matiz. Plano conlleva seguridad, control, entente a primera vista... Incluso de una persona, dices, ‘Es una persona plana o llana”, y ya sabes a qué te refieres. El intríngulis (ay, esta palabra tan bonita ‘intríngulis’ aún no la había utilizado en el Fémur #lagrimita) lo tienen las superficies abruptas, desiguales, desniveladas, hirsutas, costaneras o amontañadas... Levanta los ojos de la pantalla y mira a tu alrededor un momento.... ¿Qué superficie ves desigual, puntiaguda, ondulada o desnivelada?... Yo tengo delante un frutero lleno de naranjas, mandarinas, plátanos, kiwis...  (Son las seis treinta de la mañana y estoy escribiendo en la cocina, que está más calentita). El frutero presenta una superficie irregular, con diferentes curvaturas y a diferentes niveles. Si levanto el cerebro del teclado me imagino enseguida una superficie rocosa, amontañada, y me viene la potente imagen de La Calzada del Gigante sobre la que te hablé un día cuando el Fémur ere pequeño (aquí lo lees)... Disculpa, que tengo que parar... ¡¡¡Que hoy es es mi cumpleaños y acaban de entrar en mi cocina con un regalo!!! Ahora vuelvo.

    Ains, qué suertuda, ya ha caído el primer regalo del día, y ya te digo yo que no estaba dentro del envoltorio lo mejor del mismo.

    Bueno, a lo que iba. ¿Cómo mides lo que no es plano?... Pues los arquitectos de Lesbos encontraron la solución hace miles de años con la “Plantilla de Lesbos”, también denominada regla de Lesbos. “Es un útil de dibujo flexible empleado tradicionalmente en la construcción. Se trata de una regla que puede ser doblada para ajustarla al perfil de una moldura (pudiendo mantener la forma que se le dé), siendo (Y QUE ES) utilizada para medir o reproducir curvas irregulares. Estas plantillas eran originalmente construidas con una clase de plomo especialmente flexible procedente de la isla de Lesbos, de donde reciben el nombre”. Yo no conocía esta maravilla creada por los arquitectos de Lesbos, es una idea que le robé el miércoles por la tarde a Javier de Lucas, Director del Instituto de Derechos Humanos de Valencia y Catedrático de Filosofía del Derecho, en medio de una entrevista que le hice (te contaré para qué en breve). El profesor utilizó esta idea aplicada al concepto de ‘diversidad’ en oposición a ‘normalidad’, y relacionándola con el derecho y la impartición de justicia, o de legislar, para la ‘diversidad’, o la minoría. Y me habló entonces de la Ética nicomaquea, una obra de Aristóteles escrita en el siglo IV a. C, 'uno de los primeros tratados conservados sobre ética y moral de la filosofía occidental'. Tuve que hacer un esfuerzo por seguir con la entrevista, porque el cerebro me hizo pum cuando escuché lo de la Regla de Lesbos. Me anoté la frase a boli y ya le avisé de que eso tenía un Fémur... Ei, más triste es de pedir que de robar ideas, y ésta idea era altamente robable. Del miércoles a hoy no me ha dado tiempo a leerme el libro nicomaqueo ni a profundizar en el concepto de equidad que propone Aristóteles para extrapolar como a mí me gusta extrapolar, pero te dejo el capítulo entero por si te da tiempo a ti de ampliar tu mapa mental (clic) y te apetece aportar tu ‘extrapolación’ personal en los comentarios del post. Lo que sí que me ha dado tiempo a preguntarme es cómo una solución tan sencilla se aplica tan poco o nada fuera de lo jurídico para resolver la complejidad de la realidad. Sólo hace falta flexibilidad, ya lo hemos visto. Y el convencimiento de que hay realidades que no son planas y que merecen ser medidas de acuerdo a su naturaleza.

    Qué curioso me resulta que este concepto de medida nos llegue justamente de Lesbos, donde tantos refugiados han estado/están hacinados, desnivelados, amontonados en un suelo incierto lejos de las superficies planas de sus camas, sus bancos de cocinas o sus pasillos de casa... Y retomando el concepto de diversidad, el mayor reto social en este momento en mi opinión, me pregunto cómo abrazar en el 'todo plano heteropatriarcal', lo que no es medible de acuerdo a esa ‘norma’.... Quizás sólo tengamos que volver a mirar a Lesbos.

    (Imagen de portada: Sergey Elkin para Cartoon Movement)

    (Por qué he puesto un botón Paypal en el blog que dice: "Puedes aportar la cantidad que consideres para que pueda seguir ofreciendo nuevos contenidos de este blog independiente sin recurrir a publicidad.Todas las aportaciones serán debidamente justificadas". Me gustaría ampliar contenidos y colgar las entrevistas de #ElFémurDeEllas en vídeo. Necesito contratar un cámara y la edición posterior y pagar a los profesionales por su trabajo. Por eso me he decidido a incorporar el botón, que es algo total y absolutamente voluntario. Infinitas gracias a l@s mecenas.)

    4 responses to “Elogio del plomo de Lesbos

    1. Querida Fani, que bien leerte en domingo con un ratito para poder contestar antes de comenzar con los preparativos de la multitudinaria comida invernal que nos ocupará hoy en la Asociación Vland Solaris.
      Creo que es Arturo Ortega Morán, escritor mexicano, investigador del origen de las palabras, que decía que las palabras parecen planas, y que en el papel muestran un largo y un ancho; pero en una dimensión que no se ve, guardan una profundidad en donde se ocultan deliciosas historias esperando a ser contadas.
      Leyendo tu artículo y el enlace a la Ética nicomaquea de Aristóteles, me ha venido a la cabeza una frase del refranero español que dice: “Hecha la ley, hecha la trampa”,” Inventa lege, inventa fraude”.
      Y es que el legislar es como el llover, que nunca llueve a gusto de todas. Las leyes están sujetas a interpretación y, como ha quedado patente en nuestro país –en no pocas ocasiones- a distintas aplicaciones según a quién se administre y cómo. No es lo mismo la corrupción, que es latrocinio, que el robo de una madre en un supermercado para dar de comer a su prole. Pero la particularidad puede pasar inadvertida manteniendo privilegios y abusos en esa generalidad interesada que obvia que legislar también debiera ser asegurar los derechos de los eslabones más débiles de la cadena. Qué enorme ejercicio de consciencia y desmantelamiento patriarcal sería ese, ¿¿ verdad?? Ya tal vez así podríamos dejar de discurrir maliciosamente como trampear y evadirnos de las cargas que las leyes imponen. Así define el primer Diccionario de la Real Academia Española, en 1734, la expresión “Hecha la Ley, hecha la trampa”. Mientras tanto “Trampeando y mintiendo, vamos viviendo, mintiendo y trampeando, vamos pasando”. Es la justicia de las personas pobres.

    2. Querida amiga,que bonito es tu don y cuanto flexible es tu mente, estoy de acuerdo con tigo y come decia un gran aprovechador, de tiempo estilos y pensamiento artisticos empezados por otro artista» yo no estoy robando o copiando una idea,solo aprovecho y continuo algo que este compañero empezo´ a trabajar y ya no puede seguir haciendo por causas naturales», estoy hablando de Picasso, y su gran flexibilidad mental, la gran pregunta ¿estamos seguros que la forma compleja de algunas cosas en realidad son mas planas de otras que se presentan tan lisa como la Etica contemporanea?…,que hoy es un acesorio olvidado sin curvas apreziables en una escala de valores,no medible con el plomo de Lesbo.

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