El verano que empecé a quererme
Me acuerdo de lamerme el agua salada de los labios Me acuerdo de nadar en la cala de Portinax. Me acuerdo de la luna de agosto estelada en el mar. Me acuerdo de salir del agua desnuda. Me acuerdo de abrazarme al tacto mullido de la toalla. Me acuerdo del olor a algas. Me acuerdo del silencio. Me acuerdo del cruch-crunch de las patatas fritas entre los dientes rompiendo el silencio. Me acuerdo de mirar la bóveda de estrellas. Me acuerdo de mirar al cielo mucho rato. Me acuerdo de acurrucarme más aún en la toalla uniendo estrellas. Me acuerdo de sentirme grande y segura. Me acuerdo de la calma. Me acuerdo de mi sonrisa. Me acuerdo, sobre todo, de la calma. Y de respirar tranquila.
Fue mi primer verano diferente. En 2017. Sola, en Ibiza. Una semana, me fui. Cogí mis libros, mis libretas y mi proyecto profesional retomado. Cogí también las notas sueltas que iba escribiendo durante la terapia. “No soy de nadie. Mi vida es plena. La soledad es una oportunidad. Todo esto lo he elegido yo. No soy una víctima. Lo importante es respirar. Si me encuentro con alguien que me dice que lo deja todo por mí, tengo que salir corriendo”. También cogí las pastillas, por si acaso. No hacía tanto que las había dejado y me sentía mas segura llevándolas. No hicieron falta. Ibiza fue el tratamiento. Había ido de joven muchos veranos. Fui con novietes, fui con amigas. Luego dejé de ir… Bueno, ya te conté cómo ‘dejé de ser’ tantas cosas importantes en la entrevista del Fémur, en noviembre de 2016. La he releído hace un rato, después de ver en Twitter que estáis escribiendo sobre vuestros veranos diferentes, y comprobar que hoy no había texto vuestro. Le he preguntado a Fani si aún llegaba a tiempo.
He pensado que os alegrará saber de mí después de cuatro años. Recibí tantos mensajes vuestros (gracias ❤️). Creo que te gustará saber que estoy bien, que todo fue bien desde entonces. No fue fácil, pero fue. Escribo para contaros que todos mis veranos son diferentes desde que salí del infierno del maltrato. Todos son una celebración de la vida. Primero fue Ibiza, luego Nueva York y Bolonia y Florencia el pasado año. La que se creía incapaz de viajar sola, de comer sola en un restaurante, la que se rompía de soledad los domingos, la que fue ‘una hoja de plástico pegada a él’ cinco años. La que ‘no era’, sin él, como conté en la entrevista.
He pensado que 500 palabras son una oportunidad maravillosa para celebrar de nuevo la vida y compartir contigo #UnVeranoDiferente desde esta ventada de sol por la que me entra a saludar cada mañana el chopo más alto de Manzanera. Junto a este árbol cumplo 3 años. Los 50 los cumplí este invierno. Ahora celebro el día que nací y el verano que empecé a quererme en una cala de Ibiza.
👉🏽 Te dejo enlace a la entrevista que le hice en 2016 a 'Ella Equis', un personaje de ficción inspirado en todas las mujeres supervivientes de la violencia de género que consiguen salir del infierno y VIVIR: "Ella Equis, o cómo aprendrer a quererse a sí misma" Clic-clic aquí
Musica de Los sonidos del planeta azul: clic-clic