Vivía en una pequeñísima casa de esas de renta antigua, con unos ingresos exiguos, pero nunca, en ningún momento, renunció a su pasión por la lectura. Llegó a tener alrededor de seiscientos libros, que cuidaba como los objetos más valiosos de su casa, donde jamás entró un televisor. Jesús Gómez fue un hombre de conversación fluida, lo que más marcó su vida fue el hecho de aprender a leer, algo que le enseñaron sus padres. Hasta los últimos días de su fallecimiento, en el hospital, Jesús pidió que le trajesen para leer algo de Le Carre, Delibes, Cervantes, Clancy, Follet... No tener familia no significa que Jesús estuviese sólo. En algún momento su vida se cruzó con la de Marcos Ferrer y su extensa familia, de la que formó parte en adelante. Con ellos compartió Navidades y cuidados mutuos. Jesús le pidió Marcos un día que se quedase con sus libros, si a él le pasaba algo; que podía quedárselos o donarlos, lo único que le pedía es que se leyesen. “Que alguien los lea”, le rogó.
En pocos días, Marcos ha tenido que poner una mesita auxiliar con más libros y hay clientes que, incluso, están aportando libros de sus casas a estainiciativa. Me contaba Marcos que esta semana van a traer una estantería que quepan mejor y quede más bonito. La idea es ir sacando los seiscientos libros de Jesús y hacer una biblioteca permanente en el parking.
Todo esto, me lo explicaba Marcos ayer con una sonrisa y una voz suave, mientras me enseñaba las pegatinas de mil colores que ha comprado para los niños. “Es que, como los libros son todos de mayores, se quedan despagados sin llevarse nada. Así les doy algo también a ellos”. Y entonces me explica cómo surgió lo del mural que pintaron Pau, María y Guillermo, entre otros. Y busca entre sus papeles una nota que le ha escrito una niña, con ese garabateo sincero e inapelable de los peques: “Marcos, te quiero mucho. Muchos besos. Muchos”. Al final le pregunto si quiere que le haga una foto, que a los lectores del Fémur les gustará conocer a una buena persona, y me dice que él no es una buena persona, que sólo es una persona normal. Y entonces recuerdo la cadena de buena gente que me ha llevado hasta Marcos y que puede seguir creciendo gracias a Jesús Gómez aunque ya no esté.
Marcos Ferrer Ramírez |
Precioso post, muchas gracias.
No podría haber mejor legado… Un gesto que dice mucho de él, y dirá durante mucho tiempo
Saludos Fani
¡Qué bonita historia!
Libros, que buen legado.
Fijo que.voy con.mi hija a.por algún.libro
Acabo de oír la historia en M80, en el programa de Juan Luis Cano. Me ha encantado. Soy de Valencia y fijo que me acerco a por un.libro
Me parece una buena idea la de Marcos. Tengo libros infantiles si me dais su dirección le puedo mandar un paquete con cuentos
Me parece una buena idea la de Marcos. Tengo libros infantiles si me dais su dirección le puedo mandar un paquete con cuentos
Me ha encantado!! Muchísimas gracias por compartir la historia. Alegra muchísimo ser consciente que en este país hay gente como Jesús y Marcos!!!
Esta historia al igual que muchas otras que desconocemos, son las que dan sentido y esperanza a este mundo. No como los culebrones que nos venden en la tele. Esa tele a la que Jesús renunció en favor de la lectura y el saber. Muchas gracias por haberla compartida.
Esta historia al igual que muchas otras que desconocemos, son las que dan sentido y esperanza a este mundo. No como los culebrones que nos venden en la tele. Esa tele a la que Jesús renunció en favor de la lectura y el saber. Muchas gracias por haberla compartida.
Esta historia al igual que muchas otras que desconocemos, son las que dan sentido y esperanza a este mundo. No como los culebrones que nos venden en la tele. Esa tele a la que Jesús renunció en favor de la lectura y el saber. Muchas gracias por haberla compartida.