Existe un experimento imaginario de un físico llamado Erwing Schrödinger (menos mal no salió
de su mente, la idea, porque es cruel) en donde un gato vivo dentro de una caja
cerrada, por un sistema complejo de un dispositivo que se activa de una
determinada manera y que puedes leer en este enlace (clic),
se expone a ingerir un veneno mientras unos átomos radioactivos liberados
emiten partículas alfa sobre él (espero que hayas leído el enlace porque lo
estoy explicando a lo tosco). Dependiendo de si hay partículas alfa o no, el
gato vive, muere, o las dos cosas a la vez, siendo esa la madre del cordero del
experimento: durante un tiempo indeterminado, el gato está a la vez vivo y
muerto. Como es mental, no se puede verificar, el experimento. Aun así, se
explica que ese estado de vivomuerto,
únicamente se da mientras está cerrada la caja, porque, y ahora corto y pego
para no liarte: “El observador interactúa con el sistema y lo altera,
rompe la superposición de estados y el sistema se decanta por uno de sus dos
estados posibles”. Y sigue: “El sentido común nos indica que el gato no puede
estar vivo y muerto a la vez. Pero la mecánica cuántica dice que mientras nadie
mire en el interior de la caja el gato se encuentra en una superposición de los
dos estados: vivo y muerto.”
A Schrödinger
no lo tenía controlado, he llegado a él webeando
sobre la teoría de los universos paralelos que tanto me fascinainquieta a la vez que pulveriza mis
férreos esquemas del in situ que palpo
y conozco... La posibilidad de que existan múltiples universos que, a su vez,
conformen un multiuniverso que está ahí, mientras nosotros estamos aquí, intentando
asimilar la física cuántica... Me he permitido quitaré el acento y rebautizarla como ‘física
maña’ por lo insistentes que se ponen los físicos cuanticos (sin acento) con que hay otras vidas superponiéndose a la
vez y dejándonos el cerebro del revés sólo con imaginar si... Que, a todo
esto, lo único que yo anhelaba era encontrar una explicación plausible y no
perecedera para las dos ruedas de molino, digo de prensa, que nos han dado esta
semana en Valencia. Para la de Paco Camps del lunes, la única explicación científica y
humanamente sostenible, es que ha sucedido en ‘otra realidad’. Una realidad
paralela a la nuestra, una que sólo él y algunos de sus amiguitos conocen, a dónde
van a jugar y a cambiarse los cromos y las sustancias que ingieren, sean lacasitos, rovellons o higos chumbos
rellenos.
Foto de Mónica Torres |
La de Rita Barberá sólo lo entiendo desde el schrödingerianismo
más radical y contemporáneo.
79 años después del experimento imaginario del nobel Erwing Schrödinguer para ilustrar
las diferencias entre interacción y medida en el campo de la mecánica cuántica
(o maña), va Rita Barberá y consigue llevarlo a la práctica con un éxito
arrollador y ofensivo para los físicos,
que sólo lo habían imaginado. Rita Barberá ha conseguido, a
la vez, simultáneamente, en el mismo espacio y tiempo, sin moverse de su eje, algo completamente extraordinario: ser
senadora y no ser senadora. Es senadora porque ocupa el cargo público que le
pagamos entre todos y por el que cobra más de 4000 euros al mes, y no es
senadora porque no va a trabajar ni cumple con las obligaciones derivadas de su cargo. Y este ser/no-ser simultáneo, lo experimenta ella sin la
necesidad de partículas alfa, ni de átomos radioactivos, y sin tener que
meterse dentro de una caja... Y aún dice que está indefensa... Ella...
Indefensa... Si me queréis, mandadme grapas. Del 26 ;-)
Además de la caja del gato, está la ley de los vasos comunicantes: cuanto más vivos estaban ellos, más muertos estábamos nosotros. Un beso.
En el experimento el gato es el único que podía saber si estaba vivo o muerto pero en nuestro caso, personalmente, seguimos en un inquietante estado de vivomuertos en el que nos han dejado. No sabemos, yo por lo menos, en que estado nos han dejado o si se han llevado hasta los estados. Unos maestros, oiga!