Cuando nadie l@s ve

  • WhatsApp
  • “Mamá, no te enfades cuando leas esto, por favor. Eres la mejor madre del mundo y tú no tienes la culpa de nada. No te quiero disgustar y sólo te pido que no me dejes de querer por lo que voy a hacer. He intentado ser fuerte todo el rato pero ya me he cansado. Estoy muy cansada. Sólo quiero no pensar más, no leer más mensajes llamándome gorda, foca, sebosa, caracerdo o guarraputa. Ya no puedo más. No puedo volver mañana al colegio. No puedo mirarles al entrar y notar como se me pone el corazón pum-pum, pum-pum, que me duele el pecho de lo fuerte que va de no saber quien va a darme las patadas ese día en el patio, o quién me romperá las libretas con todos los deberes hechos... Como esta tarde, que me han roto la libreta que me regalaste la semana pasada, tan bonita. Perdóname porque te dije una mentira. Te dije que se me había mojado sin querer. Perdóname, mamá. La tiraron dentro de váter después de obligarme a hacer pipí delante de todas, mientras se reían y lo grababan en un móvil. Hoy me han dicho que mañana lo van a compartir por guasap, ese video. No puedo volver, mamá. No puedo. Quiero ser fuerte, pero no puedo volver mañana si todos van a estar viendo un video mío así. Si desaparezco se terminará el problema, eso dicen, también, que soy un problema gordo. ¿Te acuerdas que la semana pasada ingresaron a una niña en un hospital porque le habían pegado una paliza en el patio de su colegio?... Que dijiste, uf, qué niñas más malas, no entiendo cómo pueden hacer eso a una compañera... ¿Te acuerdas que vomité la cena?... Es que en mi colegio son igual, mamá. Igual. Cuando nadie los ve... Seguro que acabaré un día como esa chica del hospital. Te quiero mucho, mamá. Y a Pablo también. Y a Chisky. Di a Pablo que lo baje por la parte del parque que no hay tantos vidrios rotos, que se puede lastimar la patita otra vez. Quiero ser fuerte y no puedo. Estoy casada de vivir. Sí solo... “

    Hola, soy la narradora de esta historia... Sí, es ficción. Una historia inventada que puede tener un final diferente al de Aranzazú, de 16 años, que en 2015 se lanzó al vacío desde su casa por no poder hacer frente al chantaje y amenazas de un compañero de clase. Quizás pueda escribirse un final distinto al de Diego, que a principios del 2016 dejó por escrito su calvario con tan sólo 11 años. “No aguanto ir al colegio, no hay otra manera para no ir”, contó. Y luego se tiró por el balcón de su casa pidiendo perdón a sus padres y diciéndoles lo mucho que los quería. La protagonista de esta ficción puede finalizar su historia de otra manera a la de Jokin, que puso fin a su vida en 2004 saltando de la muralla de Hondarribia, incapaz de sufrir más vejaciones y soportar más palizas de 8 compañeros de clase. Nuestra protagonista aún puede tener una oportunidad de seguir con vida. La oportunidad que no tuvo Carla, a la que echaban aguas fecales y a la que pegaban día sí y día también en horario escolar. Carla tenía 14 años y se tiró por un acantilado de Gijón. “¿Porqué se meten conmigo?... Yo nunca les he hecho nada”, decía Carla. Alan se suicidó el día de Nochebuena del año pasado. Había hecho un largo y complicado camino de cambio de sexo. Recién estrenado el DNI con su nuevo nombre. Oficialmente Alan. Tenía 17 años. Desde los 14 sufría acoso escolar y agresiones de todo tipo: lo tiraban por las escaleras, le llamaban marimacho de mierda, se burlaban de su aspecto durante todo el proceso de cambio físico. Fue demasiado para él. Optó por la única salida que vio para decir basta.

    La protagonista de esta historia de ficción puede tener una oportunidad de seguir con vida. Sí... Si dejamos de minimizar la violencia de los menores y no miramos para otro lado. El acoso escolar existe y está pasando cada día, es una violencia que muchas víctimas viven en silencio y en la más absoluta soledad por temor a sus agresores. La crueldad no tiene edad y ahora menos límites con la tecnología digital. Hemos armado a nuestros jóvenes con móviles y tablets, dispositivos con un enorme poder de lastimar con sólo apretar un tecla, y me pregunto hasta qué punto les hemos explicado cuáles pueden ser los 'daños colaterales' de ese uso cruel. Para las víctimas, el acoso físico o verbal sufrido en los centros escolares continua en sus casas vía Whatsapp o en las redes ‘de esa edad’. Con todo, el problema no son las redes, ni los móviles, el problema es el (mal) uso que hacen de toda esa tecnología, que también tiene un gran potencial educativo. Profesores, cuidadores, padres, tíos, hermanos, primos, vecinos, amigos, formadores, compañeros de colegio, de instituto... Todos podemos tomar parte activa en este problema porque, “Para educar a un niño hace falta una tribu entera”, y ahora hacemos falta todos. Si estás leyendo esto, tú también formas parte de la tribu; aunque, como yo, ni siquiera tengas hijos. Tantísimos niños y niñas en riesgo de sufrir acoso escolar, tal y como recogen los informes de Save the Children y la Fundación Anar, son nuestra responsabilidad. Estar atentos, observar, escuchar, no ser cómplices cuando los adultos minimizan los comportamientos violentos de sus menores porque son 'chiquilladas'... Otro día hablamos de dónde sale tanta crueldad en niños y niñas tan pequeños... Es importante que víctimas y agresores tengan la oportunidad de cambiar sus vidas. Ya lo he dicho más veces, los niños y las niñas son el futuro. Y su futuro es... No hace falta que te explique qué significa perder su futuro. Mejor nos ponemos desde ya a escribir finales para sus historias que contengan la palabra esperanza.

     

    (Letra de la canción "Hopeful": click-click)

    Carla

    Diego

    Alan

    Jokin

    Aránzazu

    Kayden

     

    12 responses to “Cuando nadie l@s ve

    1. No te rindas, aún estás a tiempo
      De alcanzar y comenzar de nuevo,
      Aceptar tus sombras,
      Enterrar tus miedos,
      Liberar el lastre,
      Retomar el vuelo.

      No te rindas que la vida es eso,
      Continuar el viaje,
      Perseguir tus sueños,
      Destrabar el tiempo,
      Correr los escombros,
      Y destapar el cielo.

      No te rindas, por favor no cedas,
      Aunque el frío queme,
      Aunque el miedo muerda,
      Aunque el sol se esconda,
      Y se calle el viento,
      Aún hay fuego en tu alma
      Aún hay vida en tus sueños.

      Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
      Porque lo has querido y porque te quiero
      Porque existe el vino y el amor, es cierto.
      Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

      Abrir las puertas,
      Quitar los cerrojos,
      Abandonar las murallas que te protegieron,
      Vivir la vida y aceptar el reto,
      Recuperar la risa,
      Ensayar un canto,
      Bajar la guardia y extender las manos
      Desplegar las alas
      E intentar de nuevo,
      Celebrar la vida y retomar los cielos.

      No te rindas, por favor no cedas,
      Aunque el frío queme,
      Aunque el miedo muerda,
      Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
      Aún hay fuego en tu alma,
      Aún hay vida en tus sueños

      Porque cada día es un comienzo nuevo,
      Porque esta es la hora y el mejor momento.
      Porque no estás solo, porque yo te quiero.

      Mario Benedetti

      Ojalá que tu niña, que todos los niños, unos y otros no se rindan a las circunstancias y rompan esos roles. Y que nosotros adultos, padres y no padres no permitamos que se reproduzca la crueldad de quien no admite al diferente y perpetua ancestrales prácticas de poder.
      Gracias Fani

    2. La narradora ha conseguido que se empañen los ojos de buena mañana. Y como ya he dicho: Si no se educan con los valores suficientes, se convierten en pequeños monstruos.
      Felicidades

    3. Tengo una nena de 3 años y en breve viajaremos a Vietnam a por una hermanita, con todos los casos que salen, los % de niñ@s que sufren acoso y sobre todo con lo poco que se hace para pararlo si me preocupa lo que les pueda pasar, sobre todo a la segunda que si o sí va a ser diferente. Libros, viajes, dibujos que trabajen la tolerancia, el respeto, la amistad,las diferencias, las culturas,los géneros…. Los padres tenemos los medios para que los niñ@s sean felices, rian, jueguen y no vean prejuicios. La educación es el arma más potente que tenemos.

    4. Ay Fani… Si no existieras habría que inventarte!Consigues emocionar, indignar,concienciar, movilizar…Gracias , una semana más, por recordarnos que en nuestra mano está el hacer del mundo un lugar más habitable y decente , ya sea para nuestros mayores (me encantó el post de los abuelos) o para nuestros niños y adolescentes.Gracias por alertarnos y alentarnos!!!

    5. El mal uso de las nuevas tecnologías amplifica el problema, pero también la sensibilidad hacia el mismo.
      Las viejas reacciones ante el acoso – minimizar, esconder la cabeza – ya no valen. Si alguna vez lo hicieron.
      Gracias, Fani por esta reflexión

    6. Me dice mi peque que acaba de empezar este año el instituto que tienen un proyecto de mediación que parece funciona bastante bien, con los propios chavales. Pero sí, Fani, habrá que plantearse qué esta pasando con la violencia que les sale de las tripas desde tan pequeños… y con esos padres que amenazan con partir la cara a quien cuestione la actitud de sus hijos, alegando que tienen tooooodos los derechos del mundo y poquitas obligaciones… otro día lo hablamos. Un beso

    7. Aún continuo con la piel de gallina. Una realidad tan dura y ‘tan real’. Soy monitora de tiempo libre y trabajo con niños y niñas de 12-13 años y cada día que me doy cuenta de que esto es una realidad. Es difícil tratarlo, porque por mucho que les digas que se unan y luchen contra las injusticias, el miedo a quedarse solos es tan grande que la mayoría de veces (por no decir siempre) no dicen nada.
      Creo que se trata de una cuestión de educación emocional, esa es mi teoría. Creo que actualmente a los niños se les ha sobreprotegido tanto que ellos mismos no se creen capaces de hacer nada ni muchos menos de conocer sus cualidades y habilidades. Tratan de hundir a aquellas personas que les hacen sentir inferiores o que tienen diferencias visibles para evitar ser ellos los que son humillados, y por tal de evitar ser humillado cualquier niño o niña se une a ellos. Esto es solo una suposición mía.
      No sé cómo hacer qué todo pare, que la gente se respete y tolere las diferencias. Pero sinceramente en este momento tengo miedo porque esta es la sociedad del futuro. Me planteo si es verdad que ha aumentando este tipo de conductas o son los medios que le dan más cobertura. No lo sé, pero no sé cómo hacer que esto cambie.
      Aunque creo que lo primero es indagar en las causas y no dedicarse a erradicar las consecuencias, porque creo que la culpa no es de los niños, sino de la educación que reciben. Venimos a este mundo sin conocer las emociones, ni la rabia, ni el odio; no saben qué cosas son normales y cuales se salen de la norma y mucho menos conocen aquello que es moral o inmoral. Pero ojalá que los niños de ahora aprendan que el respeto les llevará más fácilmente a la felicidad.
      Gracias por este pedazo de artículo
      P.D.: soy una alumna de Salvador Enguix que tuve el placer de estar presente en tu charla. Un grandísimo placer conocerte. Este es el comentario correcto, que en el otro me he dejado llevar por las emociones y le he dado a publicar sin revisarlo y habían cosas qué corregir y matizar.

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *