La acampada
¿Tú qué haces cuando no entiendes la realidad?... ¿A dónde acampas?... ¿Al lado de la fe, la rumorología, la conjetura, o en el Tertulianismo Televisivo Ilustrado?... No me digas que te da por abrir un libro, que me enamoro... Yo también lo hago, y, según por dónde se me abra el interrogante, acampo en novela, ensayo, cuento, o poes... No, ahí no mucho, la verdad (la poesía, mi asignatura pendiente). Donde siempre acampo, si de verdad me grima la realidad, como cuando masticas un bocadillo que se ha llenado de arena de la playa, es en la ciencia. Érase una vez, el señor Vilayanur S. Ramachandran, de Tamil Nadu, un neurocientífico extraordinario que... Había otra vez un neurobiólogo italiano, Giacommo Rizzolati... Y hubo un físico llamado Silas Wierd Mitchell, que murió en 1914 y que... Jamás hubiese llegado a estos personajes por la vía ortodoxa literaria, y ha sido gracias a ellos que he podido comprender lo sucedido con quien encabeza el titular. Giacommo Rizzolati descubrió las neuronas espejo, conocidas mundialmente ya como las “neuronas de la empatía”. Gracias a las neuronas espejo fuimos capaces de imitar comportamientos cuando éramos bebés y desarrollamos el aprendizaje copiando de nuestro entorno. No se limitan únicamente al plano motor, o a la simple imitación, influyen en la simulación de las emociones y sentimiento de los demás. En este enlace puedes leer más sobre ellas, si quieres; que tengo que volver un momento con el señor de Tamil Nadu, el gran Vilayanur S. Ramachandran, inventor de La caja Espejo, que puede aliviar el dolor de personas con miembros amputados. Son frecuentes los casos de pacientes que experimentan dolor extremo en ese ‘miembro fantasma’, definido para la posteridad por Silas Wierd Mitchell (secundario en el párrafo pero esencial en la trama). Con la caja espejo de Ramachandran, que copia la forma de proceder de las neuronas espejo, el paciente introduce el miembro vivo y ve su reflejo en el espejo, con lo que su cerebro lo reconoce mentalmente y puede aliviar el dolor al ver reflejado el movimiento. Aunque el problema sería si lo que queda amputada, de cuajo, es la empatía misma...
La Real Academia Española
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte da a la RAE una cantidad de dinero anual que sale de las partidas presupuestarias, a la que contribuye tu bolsillo y el mío. 3.928,98 millones de euros en 2008, misma cantidad en 2009; 3.721,08 en 2010; 3.686,80 en 2011; 3.122,50, en 2012; 1.940,60 en 2013; 1.904,60, en 2014, misma cantidad en 2015, y 1.651,29 tiene presupuestado para este 2016 (si tienes tiempo, es muy interesante ver las cifras de las diferentes partidas presupuestarias). A este dinero público hay que añadir aportaciones de las Comunidades Autónomas, que imagino que vendrán igualmente de nuestros bolsillos. Más unas cantidades no especificadas de entidades privadas que puedes consultar aquí y aquí. Al final, sacas cuentas y la mayor parte de la financiación de la RAE sale de nuestros bolsillos directa o indirectamente. La RAE es una fundación con 46 sillones, etiquetados con las letras del abecedario español que tuvo los santos webs de rechazar a Emilia Pardo Bazan, a María Moliner, e incluir a la primera mujer en enero de 1979, Carmen Conde, que ocupó el sillón de la K, como Ana María Matute. Esto sucedió ‘sólo’ 266 años después de su fundación en 1713. No ha cambiado mucho el tema, sólo hay 8 mujeres en la actualidad, así que, de entrada, no me siento representada, pero ese será otro Fémur, quizás. De la Real Academia Española, que vigila por el lenguaje, se espera justamente eso: que lo vigile, que promueva su buen uso, y que de esplendor a las palabras con las que se forman las frases pronunciadas por sus miembros, a quien se les supone méritos acreditados para ocupar los sillones. No debería de consentir la RAE, bajo ningún concepto, que ningún académico empanase las palabras con cinismo, que es una forma de comunicación verbal muy violenta. Se le suponía un uso más honrado, honesto y hermoso del lenguaje a quien se asillona hoy en la H mayúscula.
Martín Hache
"El pedazo de vida, supervivencia, desmoronamiento, amistad, autodestrucción, amor y muerte que acaba de filmar este retratista de las emociones, este hombre que parece saber la hostia de cosas esenciales sobre el anverso y el reverso de los seres humanos, rebosa intensidad y discursos torrenciales (...) un maravilloso director de cine, un equilibrista que avanza por la cuerda floja más arriesgada, amenazada por el ridículo y el vacío verborreico, pero que consigue sortear esos peligros y llegar al final de la meta con su tesoro íntegro. Aristarain dirige la partitura y la orquesta con el pulso, el coraje y el talento de un maestro. La orquesta está formada por cuatro virtuosos que además de técnica también ponen su alma." Escribió Carlos Boyero sobre la extraordinaria “Martín Hache”, un manual cinematográfico sobre emociones mal vividas, con líneas de diálogo que son puñales, como la que le dice Dante (Eusebio Poncela) a Martín Hache (Juan Diego Botto): “Tu padre no dice lo que piensa, habla porque le gusta escuchar el sonido de su voz y porque cree que lo que dice es ingenioso”. O la brutal que Martín Echenique (prodigioso Federico Luppi) descerraja a Alicia (Cecilia Roth), desde la más ‘exquisita’ chulería y prepotencia del que asume su superioridad intelectual como algo que lo hace mejor que a los demás. Machista, amargado, soberbio, cínico en estado puro y amputado de empatía, sentencia a quien cree inferior: “Alicia nos ha obsequiado con un cóctel de lugares comunes y filosofía de almacén con una buena dosis de profunda imbecilidad, sigamos hablando en serio”. Lástima de Caja Espejo para meter dentro a esta tipología de personajes y ver si, mirando su reflejo, se reconocen y sienten de golpe toda la empatía perdida. No, no lo voy a nombrar... Seguiré reduciéndolo a su letra H de la RAE, como hizo en la película Martín Echenique con su hijo, al que negó la identidad llamándolo simplemente Hache. Sólo lo he puesto en el título para ver si hacemos un TT y se llevan una alegría los femurianos y femurianas, que tantos libros abren para entender la realidad.
"Ada Colau debería estar sirviendo en un puesto de pescado",
Félix de Azúa, académico de la Real Academia Española
“Cuando Félix de Azúa, un intelectual que acaba de ingresar en la Real Academia Española, se refiere a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como una ignorante que debería estar vendiendo en una pescadería, no solo está catalogando a la persona a la que se refiere. También se cataloga a sí mismo.” Milagros Perez de Olivas.
Pues a pesar de los fondos que recibe de las arcas públicas, la Academia se deja chulear por el grupo Planeta que te mandará sus gorilas en el caso de que uses sus palabras sin su permiso (Lo de SUS palabras lo dicen ellos que se las han apropiado por el morro) http://periodismohumano.com/economia/la-rae-no-quiere-compartir-sus-palabras.html
MUCHAS GRACIAS !!!!! La has clavado con la información
Español#s, muy español#s y mucho español#es. Gentes de chiste fàcil pero que no arreglamos nada …..
Xicona, còm sempre: ENHORABONA.
Eixa capacitat per a "lligar" temes em té bocabadada
Deslumbrant el post. Molt bo, Fani. L'has clavat.
Salut.