"La soledad me huele a ti como si estuvieras dormido en ella, como si esta soledad mía sólo fuera la almohada en que pones la cabeza, la sábana que te envuelve, blanca y tibia...”. No siempre tiene la soledad tanto romanticismo como los versos de Dulce María Loynaz. La soledad no elegida puede ser muy salvaje y producir monstruos de compañía cuando se apaga el ruido laboral y nos quedamos con el incómodo sonido de nosotros mismos en el tiempo de ocio. El amor es uno de esos monstruos, el surgido del caldo que nos bulle en la cocina de una tarde solitaria mientras intentamos poner nombre a la esquina vacía del sofá para que nos resulte más llevadera. Esta forma de amor es un peligro, y un regalo envenenado si lo ofrecemos a otra persona pues no surge de lo que una persona nos despierta, sino del boquete que tenemos abierto a priori. Pero eso no es amor, es soledad, necesidad. Y no es lo mismo necesitar que amar. Quienes tienen pareja estable, o quienes establemente tienen sucesivas parejas a lo largo de su vida, quizás no sufran este tipo de emociones porque cada vez que han rozado ese cantón-solitario-de-sofá han buscado a su pareja y se han salvado asidos a su mano. Es una opción. Cada cual se resuelve como puede. Vivir no es fácil en ocasiones, pero se encasquetan demasiadas soledades en nombre del amor y sería bueno saber qué se nos ofrece para poder elegir estar, o no, con alguien, una noche o una vida.
La soledad es un lugar desierto, una tierra no habitada, un páramo, un lodazal, un desespero, una interminable angustia, un monstruo... Vale, pero hay más opciones. También podemos convertirla en un lugar lleno de oportunidades donde descubrir emociones nuevas si no entramos en pánico y elegimos explorarla de la mano de la curiosidad, como quien inicia la aventura de un safari fascinante. Podemos cambiar soledad por curiosidad como monstruo de compañia y cazar nuestras fieras más salvajes, domesticar los tigres de bengala que acechan nuestras sabanas y extinguir al buitre leonado que todos llevamos dentro devorándonos las entrañas cuando le servimos las carnes muertas del pasado. Y podemos también, en medio del peligro, respirar muy hondo, agacharnos y encontrar una gota de rocío temblorosa que ha sobrevivido al amanecer escondida debajo de una hoja y que desaparecerá cuando el sol empiece a calentar. Y disfrutar del momento.
Disfrutar un momento Disfruta de otro Por si quieres disfrutar más de Dulce María Loymaz
"tengo una soledad/ tan concurrida/ que puedo organizarla/ como una procesión/ por colores/ tamaños/ y promesas/ por época/ por tacto/ y por sabor."
me habría encantado describir la soledad así, pero se me adelantó benedetti. cagüen!
r.
SIEMPRE ME HACE SONREIR CUALQUIER COSA QUE ESCRIBES REINA. ES UNA SONRISA DE COMPLICIDAD, DE RECONOCIMIENTO,DE ORGULLO.
EL TEMA DE LA SOLEDAD, TAMBIEN ES MOTIVO DE SENTIMIENTOS ERNCONTRADOS EN MI, ANGUSTIOSOS Y ESPECTANTES, TODO EN UNO COMO LA VIDA, PERO LUEGO CAIGO EN LA CUENTA DE QUE A MI LADO, CERQUITA CERQUITA ESTAN PERSONAS COMO TU QUE REFLEJAN MI AQUI Y AHORA Y DE PRONTO…… SE ME ESCAPA UN SUSPIRO DE ESPERANZA………….
TE QUIERO GUAPA Y QUE SEPAS QUE LA MARE ESTA MOLT PERO MOLT ORGULLOSA DE LA MEUA AMIGA….JOSA
hablando de soledades, alejandro y maría laura (una pareja de peruanos creadores de un maravilloso pop naïf) cantan una linda 'quiero estar sola', os la recomiendo: http://soundcloud.com/alejandroymarialaura/quiero-estar-sola
bueno, en realidad, no deberíais perderos ni una canción de su disco, 'paracaídas', una verdadera joya de sensibilidad máxima.
saludos trans(oceánicos) fani, y mil gracias por tus reflexiones, también la de ese post vecino sobre homofobias destructoras.
r.
Molt bo, Fani.
Gràcies