Por la noche, digo. Cuando se hace oscuro de noche. Oscuro, oscuro. Cuando todo calla y sólo se respira silencio, ahora que ya no caen bombas, ni pegan tiros... ¿Quién recoge la tristeza de los niños de Aleppo?... De esos niños que han llegado a la noche afónicos de tanto llanto, que amanecieron con hermanos y se acostaron sin ellos después de abrazarse sin consuelo en un hospital destartalado; esos niños que tuvieron padres un lunes y que llegaron huérfanos al martes; esos niños que han visto cómo iban cayendo los adultos abatidos a tiros a un metro de distancia; niños enmudecidos, esperando al lado de un muro derruido que los Cascos Blancos saquen los cuerpos sin vida que ellos esperaban vivos para regresar a casa, si aún tenían una casa. “Iba con mi abuelo a comprar pan y cayó desplomado a mi lado”, Noor, 9 años. “Una bomba mató a mi madre a y a mi hermana pequeña mientras estaban en el salón de mi casa”, Fátima, 10 años. “Por la noche sueño que los muertos se levantan y me persiguen”, Faisan, 8 años. Es un buen momento para recuperar el reportaje de Antonio Pampliega, Los niños perdidos de Aleppo, escrito en noviembre de 2014, (el periodista fue secuestrado en julio de 2015 en Alepo con con José Manuel López y Ángel Sastre. Fueron liberados en mayo de 2016) y preguntarnos quien recogerá toda la tristeza de Noor, Fátima, Faisan... Omran... O la de Mohammad, que explica en este video como se quedó sin familiares, y sin padre. "El mundo entero está roto", dice.
El Comité Internacional de Cruz Roja definió la situación en Aleppo como "uno de los conflictos más devastadores de los tiempos modernos”. "Ves a los niños que llegan con este tipo de lesiones que cambiarán sus vidas, terribles, devastadoras"... "Algunos perderán sus brazos, otros perderán las piernas, traen metralla en sus rostros... ¿Qué clase de futuro van a tener estos niños ahora?”. Explicaba el cooperante internacional Tauquir 'Tox' Sharif a la cadena NBC el pasado agosto. Mustafa al-Sarub, el cámara que filmó a Omran Daqneesh, dijo en una entrevista que el presidente sirio Bashar al Assad había destruido "toda una futura generación debido a la falta de educación en la ciudad". Los informes y denuncias en la Web de UNICEF son igualmente preocupates: "El futuro de toda una generación de niños está en riesgo. Los cinco años de guerra en Siria arrojan datos escalofriantes: casi 7 millones de niños están sumidos en la pobreza, unos 2,8 millones han dejado de ir a la escuela, muchos han empezado a trabajar con tan sólo 3 años, y con tan solo 7 algunos están siendo reclutados para combatir."
Los niños son un tercio de los muertos en la guerra de Siria. Preguntado Bashar al Assad, en esta entrevista el pasado mes de julio, cómo explicaba a sus propios hijos a la hora del desayuno que hubiese tantos niños muertos en su país, contestó al periodista que por qué hablaba de niños asesinados... "¿Cómo puede Vd. verificar que esos niños que ve por Internet estaban en esas áreas de verdad?... ¿Los niños de quién, dónde, cómo?... Vd., está hablando de la propaganda, de las campañas mediáticas y de las imágenes falsas en Internet. Tenemos que hablar acerca de los hechos, no sobre las acusaciones". El periodista Bill Neely intentó varias veces apelar al sufrimiento de los niños para ver si Assad expresaba arrepentimiento, y no lo consiguió, el Presidente sirio comparó estas víctimas con las "inevitables víctimas provocadas por Bush en Irak". Estos días se ha firmado una tregua entre EEUU y Rusia (¿EEUU y Rusia han firmado una tregua en Siria?), una tregua que quieren alargar 48 horas más para que pueda entrar la ayuda humanitaria, un respiro que llega al país tras cinco años de guerra, cuatro millones de refugiados, siete millones de desplazados internos y medio millón de muertos. Una tregua que llega débil, me temo, a un país que vemos despedazarse en directo y dónde sigue gobernando quien tanto ha contribuido a despedazarlo. Y, en medio, miles de inocentes con los ojos veteados de tristeza que llegan a la noche sin tener a nadie que se la recoja y se la lleve lejos de sus vidas para siempre.
Imagen de inicio: "Aleppo", de Antonio Rodríguez, 'For the children from Syria, who are also our children" (Cartoon Moviment)
Es ver las imágenes estremecedoras que nos llegan, las pocas y ya editadas y darte in golpe en el pecho, en ese hueco donde la humanidad debería tener el corazón pero que parece que se nos ha sido extirpado. Antes, cuando la guerra era guerra, decíamos que existía el Ius in bellum, una especie de código en el que (más o menos) se respetaban algunos principios. En este caso todo ha saltado por los aires, llamar guerra a esta carnicería salvaje sería demasiado eufemístico, y entre toda esta barbarie parece que se haya olvidado a los que verdaderamente se van a quedar el horror en sus almas, los más vulnerables, los niños. El mundo ha perdido la cabeza y ellos están, perdidos, en mitad del drama. Algo deberíamos hacer y no sólo ver informativos que acaban anestesiando nuestra humanidad, así como los bombardeos, por saturación.
Ya ves lo poco que ha durado la tregua en Aleppo, Salva… Es inhumano lo barato que les sale a algunos tirar bombas…