Melonada de domingo

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  • Esta semana, una farmacéutica ha mezclado por error antidepresivos y viagra en sus comprimidos. Bueno, los mezcló con anterioridad, pero se ha sabido ahora. Me enteré en la mesa de redacción de JELO. Me quedé con el titular y amplié foco luego. La farmacéutica ha explicado que la ingesta de esa mezcla accidental resulta peligrosa y así lo ha notificado a la agencia de “Administración de Medicamentos y Alimentos”. Esta empresa ha asumido el error públicamente, en redes sociales, lo ha explicado en detalle, pidiendo la retirada del producto del mercado, y rogando encarecidamente su no consumo. No se sabe todavía si muchas personas habrán tomado medicación para su depresión o circunstancia sexual y si habrán experimentado algúna sensación perturbadora inexplicable. Pero con medio gramo de empatía podemos imaginar la situación al seguir el protocolo de siempre y obtener resultados tan diferentes. La medicación funciona como un hecho categórico: Uno, te la tomas, dos, desaparece el síntoma (o se atenua o se enmascara, lo que sea). Debe de haber sido desconcertante tomarte la pastilla azul y caer redondo de sueño, o notar en tu cuerpo un frenesí que “lo flipas en colores” porque hacía tiempo que la libido no… Ha hecho bien la farmacéutica dando todas las explicaciones pertinentes e información para identificar los lotes. De los dos sustancias, una es menos peligrosa que la otra. La trazodona que trata ansiedad y depresión, provoca sopor en lugar de deseo, pero el sildenafil, la viagra, entraña un riesgo elevado pues altera la presión arterial y/o interactua con otro tipo de medicamentos. 

    A mí, todo esto, me lleva a otro lugar. A uno que explora hace tiempo mi cerebro como posibilidad. Es una fantasía que comparto contigo porque… Hola, puedes dejar de leer aquí mismo y quedarte con el primer párrafo, que ya tiene su aquel, y no pasa nada. Este Fémur es una melonada de las mías. Con un poco de enjundia, sí, pero melonada, ya te lo anuncio en el titular. Ok, te quedas… Te cuento, entonces. Llevo los últimos meses -sobre todo desde el inicio de este tiempo pandémico-, observando la polarización de opinión e informació, sobre todo en redes sociales. Tengo la sensación de haber regresionado al blanco y negro tras superar la etapa del technicolor y me pregunto qué pasaría si los medios suministrasen otras verdades a sus targets. Verdades diferentes a las que sus públicos esperan a diario. Es también una idea que surge tras saber que, cada vez más, en esta época de P & F (Postverdades y Feikismos) buscamos en la red aquello que nos reafirma en nuestra verdad. Algo que, de por sí, ya explicaría en gran medida la polarización. Si sólo consumimos lo nuestro, cada vez nos será más ajeno lo ajeno. También me he acordado de un tarareado anuncio de cerveza cuyo claim final era: “Lo tuyo siempre mola más”. ¡Me entraban escalofríos cada vez que lo escuchaba! Es una publicidad de hace años, así que, la pandémia tampoco es del todo responsable de la polarización, que es algo que viene cociéndose a fuego lento bastante antes del xungovirus… ¿Qué pasaría, entonces, si consumiésemos, sin saberlo, otras verdades?… ¿Qué tipo de efectos secundarios provocarían en nosotros una dosis de verdad ajena?… ¿Por un momento en la historia nos comprenderíamos un poquito mejor, aunque solo fuese hasta que nos advirtiesen del error los consiguientes grupos mediáticos, como ha hecho la farmacéutica?… ¿O todo lo contrario? ¿Quedaría retratado el momento como un gran episodio mundial de enajenación colectiva?… Gracias por acompañarme hasta aquí. Feliz Vidadad.

     

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