Elogio de la lectura

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  • Recuerdo estar en Nueva York y abrir El hereje de Delibes para leer sus páginas como quien abre la caja de ansiolíticos con la certeza de que cederá la angustia, tal era el alivio de perderme en las páginas del exquisito castellano después de todo el día esforzándome por hablar y entender otro idioma. Me acuerdo de estar leyendo al lado de la muralla en Granada, sin entrar en la Alhambra por no ver el momento de poner un punto y aparte en la apabullante prosa del magistral Ensayo sobre la ceguera. Me veo en Dénia, el mar de fondo, extraviada en un limbo raro tras finalizar Cien años de soledad, yendo adelante y atrás en las páginas con una acuciante necesidad física de más novela. Aún puedo notar el nudo de la garganta provocado por El Violonchelista de Sarajevo, más doloroso quizás por la historia real que iba descubriendo entre los párrafos de la ficción y que me acercaron a la absoluta desolación de las Postales desde la tumba, cuando se suponía que ningún ser humano iba a volver a un campo de concentración. También sé que he escuchado la voz grave de Tintoretto y notado la humedad de Venecia de la mano de Melania Mazzucco en La larga espera del Ángel. Y he cerrado de golpe La piedra de la paciencia de Atiq Rahimi, incapaz de pasear mis ojos un minuto más por la devastación afgana femenina. Y se me ha dibujado una 'sonrisaza' de sorpresa ante el Millás erótico de los emails que leía en Laura y Julio. Y he aprendido para siempre que “preferiría no hacerlo”, frase emblemática de Bartleby, el escribiente de Melville, a quien llegué siguiendo el genio de Vila-Matas. Y me veo sola en el sofá, disfrutando de la excelente compañía de un buen ensayo que me ayuda a comprender lo que pasa dentro y fuera. O envuelta en poesía/junto a una caja de clínex/enferma el alma o el cuerpo/si no son la misma cosa un día.
    No lo has notado, pero entre el párrafo anterior y éste he cerrado los ojos un momento y me he ido a Paris-Valencia, mi librería de cabecera. Y se me han acelerado los pulsos como siempre, de emoción por tanto que me queda por leer. No me da miedo perderme porque sé que me encontraré en una librería, un lugar al que entro como quien va al mercado con hambre, o a un bar de copas con ganas de juerga, o a un museo a descubrir la pincelada de un lienzo, o a un cuerpo para disfrutar el placer. Entro a la librería pisando firme porque estoy segura de que siempre encontraré un libro que me gustará leer. Siempre. Y esa certeza es una promesa de futuro inmensamente apetecible y acaso más halagüeña que algunas que administran por ahí. Desde mi impenitente curiosidad vital, saber que suceda lo que suceda tendré un libro para leer significa que podré seguir sintiéndome libre, imaginándome, interpretándome y explicándome, que es la razón primera por la que se lee: para comprenderse. Y es en el “se” reflexivo desde dónde se llega a entender al otr@ pues: “Las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar a otro margen, el otro margen es lo que importa”. Palabra de José Saramago. 
    (*Con motivo del Día Internacional del Libro, pero sin necesitar motivos para elogiarla) 

    11 responses to “Elogio de la lectura

    1. gracias por tus lineas hablando del 'ensayo sobre la paciencia y la larga espera de cien años desde la tumba de Sarajevo, del hereje Julio, el escribiente'.
      siempre es un placer leerte, fani. seguiré las huellas de esas lecturas que aún no he conocido.
      puestos a nadar, me quedan unas millas…
      y hablando de nadar, otro significado: http://www.elangelcaido.org/fotografos/nadar/040nadar.html
      buscad el maravilloso rostro de sarah bernhardt… angelical.
      r.

    2. enhorabuena Fani! para una bibliotecaria es maravilloso leer tu elogio de la lectura y recordar su carácter sanador. Sigue dándole al fémur! 😉

    3. La lectura ha sido mi gran amiga en mis años infantiles, luego me hicieron sentirme acompañada y cobijada en mis solitarios y rebeldes años mozos y en fin, siempre, siemre, han sido mis grandes compañeros, los que han alimentado mi imaginación, los que me han dado alas para escribir, porque tambien me gusta escribir, claro que yo, no lo hago bien, pero siguiendo el lema de tu cabecera, sigo insistiendo en escribir unas pocas palabras juntas que puedes leer en mi mi blog personal.

      Me he hecho tu seguidora para seguir en contacto contigo pues tu blog me gusta. Te agradezco te hayas pasado por mi blog de costura pues ello me ha dado la oportunidad de venir a tu blog y conocerte.

      Un abrazo

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