"Siento que Dios hizo mi cuerpo perfecto de la manera en que nací. Entonces el hombre me robó, me quitó mi poder y me dejó lisiada. Mi feminidad fue robada. Si Dios hubiera querido que esas partes del cuerpo faltaran, ¿por qué las creó?" Waris Dire, escritora y activista en la lucha contra la mutilación genital femenina.
Si te cortas en un dedo, ves como la piel se regenera con el tiempo y crece alrededor del corte, y que cicatriza y que tienes bien el dedo otra vez. Se cierra el corte. Se cierra la herida. Y sigues con tu vida. Si te cortan el clítoris, con el tiempo ves que tu piel no se regenera, ni crece alrededor para recuperar la superficie cortada... No, no sucede así. Sucede lo contrario. La herida no se cierra, ni cicatriza, por mucho que te digan que puedes seguir con tu vida. Y que tu vida es mucho mejor así, cortada así. Y que te aseguren que tu vida es así. Como así ha sido la vida de tu madre, la de tu abuela, la de tus tías y tus vecinas, asícomo será la vida de todas tus amigas a las que también han cortado el clítoris. Lo que no te dicen, no te explican, porque quien te corta fue también cortada en su momento, es que tu vida, también va a ser asícuando te cortan el clítoris:
- Los efectos a corto plazo, hemorragia, la conmoción y las infecciones por el uso de instrumentos cauterizados e inadecuadamente esterilizados, como cristales, cuchillos, cuchillas de afeitar, latas etc. Fracturas debidas a resistencia física al procedimiento. “No es raro que algunas niñas entren en un estado de pérdida de conocimiento a causa del intenso dolor o por la pérdida de sangre, llegando en las ocasiones más graves a provocar la muerte.
- A medio plazo pueden producirse anemias severas provocadas por las hemorragias e infecciones unidas, en su caso, a problemas de malnutrición. También pueden aparecer otras complicaciones como la infección pélvica, menstruaciones dolorosas y formación de cicatrices queloides.
- A largo plazo, el corte hecho cuando eras una niña puede afectar a tu aparato nefro-urológico (infecciones, tendencia a la litiasis, obstrucciones del tracto urinario, incontinencia urinaria y fístulas), al aparato genital (enfermedad inflamatoria pélvica, infecciones, infertilidad, dolor pélvico crónico, dismenorrea, dispareunia y aumento de vulnerabilidad a infecciones de transmisión sexual), además de problemas obstétricos (partos difíciles, incremento del riesgo de sufrir hemorragias y desgarros extensos perineales que afectan a la uretra y al ano, necesidad de episiotomías en mayor número y más extensas. Aumento de hipoxia fetal con secuelas neurológicas e incluso fallecimientos fetales/maternos intraparto. La tasa de mortalidad materna aumenta, siendo más llamativa en partos sin asistencia sanitaria).
- Y añade el impacto que tendrá sobre tu sexualidad: Coitos dolorosos, necesidad de reapertura introito vaginal para facilitar la penetración del pene, ausencia de libido y de capacidad para excitarse y tener orgasmo, fobia sexual por aversión al sexo. Y el impacto psicológico: temor e inseguridad respecto a la vivencia de sus cuerpos y a la sexualidad, estrés postraumático, baja autoestima, confusión y sentimientos de contradicción por la diferencia de valores de la sociedad de origen y la sociedad de acogida. Miedo al rechazo de su grupo social o étnico si no acceden a la práctica de MGF. Sentimiento de culpa de las madres mutiladas que han aceptado o incluso promovido la práctica de la mutilación a sus hijas. Depresión, ansiedad crónica, fobias e incluso alteraciones psicóticas. (Del Protocolo de actuación sanitaria ante la MGF en la CV)
Nadie dice que tu vida, como ser humano, incluye el placer, el gozo, el disfrute, el deseo, la excitación sexual. No te dicen que así debería de ser tu vida y no asa como te han contado que sería, como te han condenado a vivirla. Una vida incompleta, amputada; por eso no se llama corte lo que hacen, se llama mutilación. Lo explica, poniendo como ejemplo el dedo del primer párrafo, una de las mujeres que colabora en la casa de acogida para niñas que escapan de la mutilación que tiene en Kenya la Fundación Kirira y que aparece en el documental The Cut, de María Andrés Pérez y Ernest J. Sorrentino, que vi en Docs Valencia y que ayer ganó el Primer Premio de la Sección ‘Mirades’. “Hay lugares donde extirpan labios mayores, menores y el clítoris, cosen y luego, en la noche de bodas, el marido abre con un cuchillo para penetrarlas”, cuenta Estrella Jiménez, directora de la Kiriraen una entrevista que he encontrado tirando de un hilo argumental. Y de ese horror escapan algunas niñas, las pocas que pueden escapar. De ese horror. Las que no serán niñas mutiladas que crecerán como mujeres mutiladas y que vivirán unas vidas mutiladas. No son una, ni dos, ni veinte, ni cientos, son más de 200 millones de mujeres las que viven con los genitales mutilados.
¿Te imaginas que hay una tradición que rebana penes con cuchillas oxidadas en 40 países del mundo? (en África, 28 países practican la MGF, también en algunas zonas de Oriente Medio, como Egipto, Omán, Emiratos Árabes; en lugares como Sri Lanka, Indonesia, Malasia e India, y algunos grupos indígenas de America Latina). ¿Te imaginas que hay, a día de hoy, 200 millones de hombres en el mundo con el pene cortado, sin libido, sin deseo, y con gravísimos problemas para orinar, tener erecciones y mantener relaciones íntimas?... Niños, chavales jóvenes, hombres 30, 40 años... Ancianos sin pene... ¿Te lo imaginas?... ¿Te cuesta imaginarlo?... ¿Por qué te cuesta imaginar que hayan doscientos millones de hombres con el pene cortado por el mundo?... Piénsalo, porque en la respuesta está alguna explicación al ‘corte’ que se sigue practicando a las mujeres en demasiados sitios de este planeta en el que tenemos derecho a vivir con los mismos derechos que los hombres.
Cerraré el Fémur abriendo dos puertas a la esperanza. Una aquí, en Valencia, gracias al trabajo que se está haciendo en el Hospital Doctor Peset, en la Unidad de Referencia para la Cirugía Reconstructiva de la Mutilación Genital Femenina creada en 2016. Un extraordinario trabajo que recoge de manera detallada el documental The Cut, con un pulso narrativo exquisito en un tema tan lacerante, y que muestra la imprescindible labor realizada para prevenir y detectar la MGF. Y, sobre todo, explica el trabajo que se está llevando a cabo en la cirugía de reconstrucción genital para aquellas mujeres que no pudieron elegir y que encuentran una oportunidad de recuperar su dignidad, su autoestima, su vida completa. Me alegra mucho que con mis impuestos se reconstruya la dignidad de las mujeres. Mucho. Solo espero que este programa no esté sujeto al ir y venir político y que mi ciudad sea un referente para aquellas que quieran recuperar la vida que les fue arrebatada. Otra la abro en Kenya. En el documental queda demostrado, con el trabajo llevado a cabo por Fundación Kirira en sus escuelas y en los "Clubs antiablación", que la educación es la única oportunidad que tienen las niñas y mujeres de evitar la MGF. La educación como herramienta de cambio. Es la última esperanza.
L'quivocació, relato, de Susana Gisbert Grifo
Perdón Fani por haberte nombrado con la Y griega, en lugar de la latina, en algún comentario a tus escritos. Puede ser debido a la costumbre por mi origen manchego.
No quiero dejar pasar el tema del presente escrito sin decir que me gustaría que hubiera más asociaciones sociales y políticas aquí en España que sean sensibles y luchen por erradicar esta costumbre salvaje.
Saludos.