“Los niños llevaban rifles, uno de ellos era tan pequeño que en ocasiones arrastraban el suyo”.
Testimonio directo en Diabaly, Mali (Revista de mayo de Amnistía Internacional, nº 118)
“Los niños de Sierra Leona no van al colegio, van a la guerra”... A veces me anoto frases con la esperanza de que se me olviden. No siempre tengo suerte. Por mucho que lea tiempo después que en ese país ya no van los niños a la guerra. Van en otros muchos. República del Congo, Liberia, República Centro Africana, Afganistán, en Sri Lanka, Irak, Sudan, Mali, Yemen... La ONU, Amnistía Internacional y Unicef ofrecen datos similares: “Se calcula que hay alrededor de 300.000 niños y niñas menores de 18 años que participan en más de 30 conflictos en todo el mundo”, según el informe de Unicef. “Se les utiliza como combatientes, mensajeros, porteadores y cocineros, y para desempeñar servicios sexuales”, señala el informe, por mucho que el artículo 38 de la Convención Sobre los Derechos del Niño, en vigor desde 2002, obligue a los gobiernos a tomar medidas para que ningún niño participe en hostilidades beligerantes. Komana, una niña secuestrada a los 12 años en una aldea del África Subsahariana y obligada a combatir como soldado, ha inspirado Rebelde, el documental estrenado el mes pasado, finalista al Oscar a mejor película de habla no inglesa, y que aún no he tenido tiempo de ver. Miento. No he querido tener tiempo de ver. “Narrada desde el corazón y con un lirismo desgarrador que cuenta la aterradora realidad de los llamados niños soldados”, apunta una crítica en prensa. Dice el director de Rebelde que no pudo trabajar con los verdaderos protagonistas de la historia porque cuando estaba con ellos: “Los mirabas a los ojos y sabías que estaban rotos”. Y que trabajó con niños actores para interpretarlos. No he tenido tiempo, no...
Y he pagado cara esa cobardía porque no he dejado de preguntarme cuántos niños y niñas se levantan cada mañana para ir a lugares equivocados... A la guerra, a la explotación laboral o sexual (o ambas), o a la miseria directamente. El precio ha sido poner cifras al horror de la cantidad de niños y niñas que amanecen justo en el momento en el que comienza su pesadilla diaria. “Las guerras dejan a 20 millones de niños sin escuela”, cita un informe de la UNESCO, que explica el concepto “esperanza de vida escolar” como cuantificador de los años que un niño o niña en edad escolar va a pasar en la escuela. Una esperanza que puede ser de cero años si eres niña y has nacido en Bangladesh, por poner un ejemplo (‘las niñas sirvientas’). La Web de Save the Children arroja más sal en la herida informativa recién abierta. “Actualmente hay 218 millones de niños y niñas trabajadores en el mundo, con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años”, leo nada mas empezar un documento llamado “Esclavos puertas adentro”, todo un catálogo sobre la desesperanza. En la página de la Organización Mundial del Trabajo encuentro desglosadas más cifras: 49,3 millones de niños son sometidos a la esclavitud laboral en África, 5,7 millones en América Latina, 122,3 entre Asia y el Pacífico, observándose un descenso en las cifras de Europa y Asía central.... Y se me viene a la cabeza una frase, creo que del Talmud, que cobra sentido ahora: “El aliento del mundo depende de los niños que van a la escuela”. Y me gustaría pensar que, además de tomar conciencia, habrá algo más que podamos hacer entre todos para que no nos falte ese aliento.
Me dejas sin palabras, con rabia, con un cierto agradecimiento en la vida, pues si tú y yo hubiésemos nacido en un lugar así… Gracias por no pasar de puntillas. Un beso.
No puedo ni comentar, se me nubla la vista al intentar escribir, pero por fin lo hago con mucha pena y con mucha impotencia. Nuestros crios naciero aquí, que suerte han tenido anunque muchos ahora haya que darles de comer en la escuela pues no están bien alimentados ¿Y todos los que nombras?. Gracias por tu escrito, que es para tomar conciencia de esta basura de soberbia que nos invade.Un abrazo.
Datos como pedradas, sin duda, en nuestra conciencia. Como educador, dedicado a la infancia, me siento doblemente herido por lo que cuentas. Y me encantaría que mis alumnos, pese a todos los problemas que puedan tener, supiesen lo afortunados que son: están escolarizados y protegidos de esas formas de explotación a las que aludes. Como humanidad, estos datos nos avergüenzan.
Y algo que me sorprendió: no hubo ningún especial en las grandes cadenas, ni de tv ni de radio… Sólo una mención, y nada. No daba crédito.
Carne de cañón, explotación sexual, esclavitud o trabajos inhumanos incluso para un adulto. Es el día a día de estos niños, al servicio de oscuros intereses.
Pues está pasando, no deberíamos mirar para otro lado.
Hace días recordé que el 16J se celebra el Día contra el Trabajo Infantil. Ojalá entre todos consigamos que ese día no se hable de otra cosa en twitter. Sería una buena forma de concienciar al mundo contra esa lacra que permitimos. Gracias por estar siempre presente, Fani, por tu sensibilidad, por formar parte de esta comunidad y por tu inteligencia.
Un beso grande.
Javier.-)
No se habló, Javier, no se le dio ningúna relevancia en los medios, ni un debate, ni una entrevista… Fue penoso…
Un beso.
Que fuerte. Que el azar de nacer aquí o allá determine q, unos niñ@s vivan y tengan tantas diferencias.
Me parece q la idea de llenar el twtr de mensajes por la infancia el dia 16, me parece bién… Pero q más? Dónde llegan nuestras denuncias? Qué hacer para q nuestros sentimientos y nuestras conciencias se tranquilicen? A quién le importa lo q pensemos? Cómo luchar contra el mundo del negocio, del dinero, de la exploración… Ufff q mal me siento
No se llenó, el tema pasó bastante desapercibido… Y luego, se tinta el pelo un futbolista, y se abre un debate nacional…. Quina pena donem de vegades ;-(
Me has dejado temblando, las cifras son escalofriantes. Parce mentira que se pueda traficar así con niños. Niños que nacen para reír y disfrutar… No es justo.
Gracias Fani, los viernes sin tus posts, no son lo mismo.
Un beso 🙂
Escalofriantes, pero no lo suficientemente como para que impregne y empape la realidad informativa, y que se tome conciencia de esta lacra.
Es duro leerlo y ni me imagino verlo ahí mismo, pero hay que obligarse a hacerlo porque está pasando en el mundo y la inmensa mayoría no hacemos nada para cambiarlo.
Yo tengo la ilusión de que si alguna vez puedo acabar la carrera (no sé, si Wert me deja poder pagarla, y comer y tal) irme a echar una mano con mis conocimientos a algún país que lo necesite, o pensar en un proyecto para ayudar, aunque sea durante cortas temporadas. Es complicado pero ya que todos vivimos en el mismo mundo, hay que hacer algo para cambiarlo, cada uno a su manera.
Más gente como tú hace falta, así te lo digo, sin paliativos 🙂
HORROR, ESCALOFRIOS, TERROR A MIRAR…..GRACIAS POR HACER CON TUS PALABRAS QUE ESTO ENTRE EN NUESTRAS CONCIENCIAS DE UN EMPUJON….GRACIAS REINA DE LAS PALABRAS.
Gracias a ti, Reina de las Amigas 🙂
“No me puedo ni imaginar el dolor que pasarán estos niños y niñas antes de acostumbrarse al horror de esas situaciones”, Débora Barriga.