La historia trata
de un burro viejo que
cae accidentalmente
en un pozo seco y cómo afronta su dueño la situación. Como en toda historia
de las que rulan por Internet, tiene variantes.
Respecto del dueño del burro: en unas historias aparece retratado como un buen
tipo que no tiene medios para sacar al animal del fondo del pozo y que decide
liquidarlo para ponerle fin al sufrimiento. En otras, es un auténtico desalmado
que lo único que quiere es deshacerse del asno porque ya no le sirve para nada y
no soporta sus rebuznos desde el interior del agujero. En algunas aparece
también una esposa y solucionan el asunto de manera consensuada, pero siempre
de la misma forma. Sobre el burro también existe alguna diferencia: en unas
historias no para de rebuznar protestón, en otras ocasiones llora compungido
durante horas, y en algunas interpretaciones del cuento, el borrico está
calladito. En una hasta se le pone nombre: Perico.
Palas o capazos son las herramientas utilizadas para echar la tierra dentro del
pozo en casi todas las narraciones encontradas. El punto invariable es la
aparición de lugareños cómplices que ayudan a echar tierra dentro del pozo para
enterrar vivo al solípedo sin cuestionar el método ni buscar alternativas menos
radicales. El final es el mismo en todas ellas: el animal sale del pozo. Ante
el asombro general, a cada palada de tierra o capazo que le cae encima, se la
sacude, la aplana con las pezuñas, y sube encima del montoncito una y otra vez
hasta alcanzar el brocal y largarse al trote. Moraleja...
Esta semana se han
tirado 1438 capazos de tierra en forma de burofax dentro de ese pozo llamado
Radiotelevisión Valenciana. El objetivo era cerrarla definitivamente una vez está seco el pozo. Sobre RTVV se han contado, se cuentan y se contarán miles de historias, todas con muchas variantes
y matices.
Puede que una
por cada trabajador despedido injustamente por vía burofax, quizás una por cada ciudadano que la ha pagado de su bolsillo y
que no la ha disfrutado. Seguramente habrá narraciones
hasta que se digiera cómo, esta sociedad, ha pasado de tener unos medios de comunicación
autóctonos y públicos, surgidos de una necesidad y un derecho, acompañados de
un consenso político entre los partidos; a esta ‘nada audiovisual pública’, impuesta por un único partido de manera unilateral. En todas las historias se encontrará un punto
en común: los cómplices que cogieron capazos, los llenaron de tierra, y los
arrojaron al pozo sin cuestionar el procedimiento. Sin buscar otra solución para
sacar al ‘animal’ con ‘vida’. Unos cómplices que (a)parecen repartidos por muchas
otras historias, que otros tantos ciudadanos podrían escribir en este momento
de pozos cerrados, donde siguen tirando tierra cada día, como una rutina más...
Sin parar ni plantearse si no se pueden hacer las cosas de otra forma. En una
de las versiones del cuento inicial he encontrado un final insólito: “El
burro volvió y le dio un mordisco al granjero que había querido enterrarlo
vivo. La herida se infectó, y el hombre murió de septicemia tras grandes sufrimientos”.
No sé tú qué final pondrás a tu historia, yo ya estoy aplanando la tierra bajo
mis pies.
Aplanando estamos. Lo de los grandes sufrimientos me ha encantado…
Gracias 😉
En realitat el burro és el que està fora del pou
Ánimo, que de burros no tenéis nada!!
Gran Fany. Aplanarem fins que tragam el cap y els moseguem.
Es el seu destí.
Muchos ánimos para todos, en los burofax también está desgraciadamente mi hermana.
Saludos
El BURROFAX tendrá el final que luchemos…
Que poca vergüenza tienen y que impresentables hay que ser para ni dar la cara.
Yo espero que no ocurra, o que si ocurre, que al menos la gente que habéis trabajado ahí, volváis, pero creo que esta gente que tenemos mandándonos, no me extrañaría nada que tuviese apalabrado todo (porque ya me lo creo todo).
Un abrazo a todos!!!
Y muchos ánimos!! (que me lo dejaba D:)