La comunicación eficaz se da cuando la persona que habla y el mensaje que transmite van de la mano y por el mismo canal. Si quieres hablar de alegría, sé la alegría. Si hablas de respeto, sé el respeto. Si defiendes la salud, sé la salud. Si hablas de física, sé tú la física, si promueves la lectura, sé la lectura... ¿Cómo se hace eso?... Ahí está el reto. Y el aprendizaje. Ser tú el mensaje, ser congruente, ser aquello que quieras compartir, es la mejor comunicación eficaz, el verdadero duende comunicativo. Todo lo demás es postureo, técnica actoral o entrenamiento duro para que no se te note el cartón. O la suma de los tres, que también puede ser. Suelo explicar a quien me pide ayuda para mejorar sus habilidades comunicativas, o perder el miedo a hablar en público, que no está en el temario enseñarle a fingir, mentir o transmitir aquello que no es. Toda exposición pública implica una exposición íntima, un saber qué se cuece dentro de ti, y un conocimiento de lo que eres en la intimidad, cuando nadie te ve, ni escucha, ni graba con un micrófono escondido. Hice un taller sobre marca personal que titulé: ‘Antes de salir tienes que haber entrado” que ponía el énfasis en el autoconocimiento como un must previo a la exposición pública. Exposición pública es todo aquello que sucede delante de otra persona, sea en el ámbito personal o en el profesional. En una reunión de amigos cuando expresas tu opinión, estás hablando en público también. En una reunión de escalera, en el banco gestionando tu hipoteca, en una entrevista de trabajo defendiendo tus talentos, o una reunión de empresa proponiendo un nuevo proyecto, o un examen de oposición. O en un Parlamento, o un Consejo de Ministros. O en las redes sociales.
Conocerte, en este sentido que propongo, es aprenderte, es relacionarte cordialmente con tus contradicciones y saber cuáles son para que nadie te las señale desde fuera. Conocerte es saber también cuánto pesa tu saquito de miserias, y tenerlas al día y bien gestionadas para que nadie saque provecho de ellas. Conocerte es, además, tener bien dibujados tus límites y saber qué podría dinamitarlos y hacerte saltar por los aires, para que tal cosa no suceda. Concerte es, sí o sí, respetar lo que tú eres de verdad, y no eso que otras personas te pueden llegar a decir que eres y que hasta tú has creído que puede ser que seas. Conocerte es tenerte en cuenta, es no hacer nada sin ti. Eso significa que tú no puedes ser en contra de ti, ni hablar en contra de tus valores, ni de tus principios, ni de lo que te construye como persona. Ese autoconocimiento, que supone una gestión emocional importantísima, te ayuda además a actuar con bastante más libertad que si no te ‘conocieses’, y te permite elegir en cada momento qué vas a compartir de ti con las otras personas. Sin traicionarte.
He oído mucho estos días decir que, si nos grabasen en el espacio íntimo, todos seríamos culpables de algo. Pues, mira, no. Eso no es así. También he leído que en algunos ámbitos machistas, las mujeres tenemos que integrarnos en "ciertos códigos machistas para sobrevivir”. Pues, mira, tampoco. Eso tampoco es así. Lo que se escucha en las conversaciones que han trascendido no tiene que ver con el género, tiene que ver con las personas. Tiene que ver con la ejemplaridad. Tiene que ver con la congruencia. Tiene que ver con que, cuando eres un cargo público, es aconsejable no bajar la guardia, si el listón de la ética se destruye. Tiene que ver con no ser cómplice de comportamientos miserables. Con eso tiene que ver. Y tiene que ver con la ciudadanía... ¿Cómo creen que nos sentimos escuchando cómo se comportan y cómo son cuando nadie los ve?... Y ya, lo que de verdad me grapa el hígado: ¿De qué no estamos hablando mientras sus asuntos ocupan tanto espacio informativo y mediático?...
Esta semana se ha asesinado, presuntamente, a dos menores en Castellón, dos niñas de muy pocos años. Digo ‘presuntamente’ porque es lo que se dice, pero a estas alturas ya sabemos qué ha pasado. La madre de las niñas había pedido protección a la justicia y la justicia no atendió sus temores con toda la diligencia esperada. La consecuencia ha sido, una vez más, la deleznable, extrema, cruel y bárbara violencia de matar a las hijas para dañar de por vida a la madre... ¿Cuántos programas de televisión o radio especiales, extensos, rigurosos, se han hecho para encontrar SOLUCIONES a la violencia de género esta semana?... ¿Cuantos esfuerzos y tiempo se han invertido en parar esta sucesión de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o ex-parejas?... ¿Cuántas comparecencias sobre grabaciones que preferiríamos olvidar, tratos de favor universitarios, o sospechas de adquisiciones patrimoniales hemos oído a todas horas y han ocupado el espacio informativo?... Me pregunto cuántos asesinatos más vamos a contar mientras escuchamos, día tras día, cómo se rocían de basura los partidos políticos cuando lo que deberían de estar haciendo es no levantar la cara del escaño hasta encontrar la forma de garantizar la vida de quienes les han sentado allí. Señoras y señores de la política (e Instituciones del estado), que es la noble ciencia que trata del gobierno y de la organización de las sociedades humanas, por favor, sean la política. Si no, si lo que buscan en la política es otra cosa, por favor, dedíquense a esa otra cosa. Y sean esa otra cosa.
No entiendo la pasividad de esta sociedad (en la cual me incluyo), si todos los asesinatos por el solo hecho de ser mujer, fueran hechos por un grupo terrorista……madre mía la que se hubiera liado. Pero como es en el ámbito casero…..parece que no pasa nada y mientras, suma y sigue…..
Totalmente de acuerdo, Fani
Desde el máster, toda la prensa escrita es un bla, bla, bla constante y cansino como la gotera e un grifo.