La
película: “The Magdalene Sisters”, año 2002
“You are not a man of God... You are not a man of God...”, hasta veinticinco
veces repite Crispina
esta acusación en una de las escenas más desgarradoras de “Las hermanas de la
Magdalena”, la película que muestra el drama de un grupo de mujeres etiquetadas
como “caídas” ante los ojos de la sociedad irlandesa de la época (1964). Madres
solteras, jóvenes violadas, o excesivamente rebeldes o inquietas, que
representaban un ‘peligro’ para las buenas costumbres. Mujeres que quedaban en
las garras, digo en las manos, de las Hermanas de la Misericordia en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bajo el paraguas de la Iglesia
Católica de Irlanda. Eran los Asilos de la Magdalena, unos lugares espantosos que retrata Peter Mullan en una película
que empiezas a ver de una pieza y ante la que te vas rompiendo plano a
plano en pedacitos. Se calcula que pasaron unas 30.000 mujeres por dichos
asilos hasta 1996. En Mayo de 2011, el grupo “Justice for Magdalenes”, llevó el
caso a la ONU alegando más de 70 años de tortura sistemática, tratamiento
inhumano o degradante, violaciones de los derechos humanos y maltrato a mujeres
y niñas en las lavanderías irlandesas de la Magdalena.
El
libro: “Las desterradas hijas de Eva”, año 2012.
El
franquismo reactivó el Patronato de Protección de la Mujer (disuelto durante la Primera República) con el
objetivo de velar por la moralidad pública de las españolas. Este cóctel
molotov presidido por Carmen Polo de Franco y compuesto, entre otros, por
Acción Católica + Sección Femenina de la Falange + miembros destacados del
ejército + obispos, fue puesto en las manos ejecutoras de monjas y cuidadoras
laicas afines al régimen. El objetivo era devolver al redil de la moralidad
cristiana a las “jóvenes descarriadas” . Mujeres republicanas, a las que
llamaron “las nuevas Evas”, fueron recluidas junto a otras jóvenes etiquetadas
de rebeldes, inadaptadas, o con conductas “inapropiadas”. Las llevaron a
lugares propios de una novela de Dickens, como el Reformatorio
de San Fernando, o la Maternidad de la Almudena de Peña
Grande (ambos regidos por las Cruzadas
Evangélicas). Maltratadas, insultadas, humilladas, y lo peor para muchas de
ellas: engañadas, manipuladas y forzadas
a dar sus hijos en adopción (si no se los robaban
directamente). “Venían matrimonios a escoger niño, como si fuera un
mercadillo”, recuerda una interna de Peña Grande. Desde 1945 a 1975 también
funcionaron los Preventorios, espacios dedicados inicialmente a la prevención y
curación de la tuberculosis de postguerra, pero que se convirtieron en centros
de represión pura y dura en la práctica. Allí, en nombre de la moral cristiana,
fueron medicadas, maltratadas y vejadas sin control miles de niñas entre seis y
doce años de las clases más desfavorecidas.
Consuelo García del Cid Guerra ha
escrito un libro sobrecogedor en el que reúne los testimonios de las víctimas
que van atreviéndose a hablar. En algunas páginas hay que pararse a respirar al
leer las barbaridades que se describen. Como la película, el libro debería ser
un revulsivo para que el dolor de estas mujeres no quede en ventana abierta a
un pasado que ya no existe y que incomoda a las instituciones actuales. Para
ellas existió y estuvieron indefensas. Y todavía muchas se acuestan sin saber
dónde duermen sus hijos. Que su historia no quede en el olvido, se lo
debemos.
Fani, como siempre, das en la diana.Esto si es memoria histórica, o más bien historia de la memoria que vuelve con sus escalofríos de la impotencia.¿Cuantas personas que tenemos a nuestro alrededor, puedan ser víctimas de esta sin razón?
"Franquiciomancia"
Gracias, Javier. Seguramente existen personas muy cercanas que lo sufrieron, muchas mujeres que aún callan, por verguenza, por sentimiento de culpa, porque aún creen que "algo harían mal"… Y no, fueron víctimas indefensas. Un abrazo.
ENHORABUENA, FANI! Pones en primer plano hechos históricos vividos por MUJERES maltratadas y vejados. DOLOR, MUCHO DOLOR, QUE REMUEVE CONCIENCIAS!
Tienes el Don de 'desvelar' lo que otros no ven.
GRAN POST! ALTAMENTE #RECOMENDADO!
#Gratitud :-))))))))))))))))))))))
Muchas gracias, Josep. Tanto dolor no puede quedar en el olvido. Un abrazo.
En nombre de la sagrada… o de la santa cruz… o de yo que se que narices blanden, se han hecho las barbaridades mas grandes, Y casi siempre de masculino a femenino. Hace un rato se lo comentaba a Angélica (comentario de blog), Asco es lo que siento en estos términos.
Un abrazo!
La superioridad moral que da la religión a ciertos individuos puede convertirse es un arma de destrucción masiva. Asco, rabia, impotencia… No deberían quedar impunes estas barbaridades. Un abrazo para ti también, Jordi.