- Le ha encantado el proyecto
- ¿Ah, sí?...
- Ha dicho que le parece muy innovador.
- ¿Innovador?
- Sí, sí… Me ha pedido que le traiga el otro
también.
- ¿Cuándo?
- Mañana mismo.
- ¿Mañana?
- Sí, eso me ha dicho, que me pase a estas horas.
- Mucha prisa le veo yo a ese.
- ¿Cómo prisa, Ángel?
- Ese lo que quiere es llevarte al huerto, Lucia.
Opción A: Lucia y Ángel
son amigos
Opción B: Lucia y Ángel
son hermanos
Opción C: Lucia y Ángel
son compañeros de trabajo
Opción D: Lucia y Ángel
son pareja
Pongamos que son dos
personas bien vestidas y, por sus complementos, diríase que bien formadas:
ambos llevan sendas bolsas con portátiles. De esas bolsas que ya han tomado un
poco la forma del cuerpo del que cuelgan. Ella lleva uno de esos extrafinos de
la manzana. Él, un modelo más grande, de la misma ‘fruta’. Están en la
cafetería de una ciudad cualquiera. De esas con ventanas grandes y capuchinos
caros. El toma té rojo. Ella un cortado. Qué serán, ¿las cinco y media de un
miércoles?... Y ellos, ¿qué serán?... ¿Se te ocurre algún nexo común en los
cuatro supuestos?... Tic-tac, tic-tac, tic-tac… ¡Bingo! En los cuatro casos
Ángel es un cretino. Sin paliativos. Da igual si es amigo, hermano, compañero
de trabajo, marido, novio, o amante, sus intervenciones chorrean machismo fino.
Fino, sí. Un machismo sutil, difícil de detectar, que va calando suave, como la
lluvia esa que llaman chirimiri que te va cayendo, cayendo, cayendo y que sólo
notas que te has empapado porque te pesa la ropa al andar. Pues igual, ese
machismo ‘fino’ va cayendo de las bocas de algunos tipos un día, otro, y otro,
hasta que ya te pesa todo el cuerpo al andar. ¿Machismo fino o un mal trato?...
¡Hala, qué exagerada!
Dirás. Total, ¿qué le ha dicho Ángel?... No es lo que ha dicho, es peor lo que
no ha dicho. Lo que no se ve. No le interesa tu proyecto, le interesa tu
cuerpo. No le interesas como profesional, le interesas como objeto placentero.
El ‘tú-no-vales’, y menos mal que estoy yo aquí, que te lo digo para
protegerte. Y todo dicho sin estridencias, sin despeinarse, sin levantar la
voz, sin ponerte la mano encima. Sin dejarte un morado. Sin que te tengan que
llevar a urgencias. Sin que tengas que llamar a la policía. Sin poner una
denunciar. Sin que acabes muerta… Depende. En la opción A, B y C Lucía puede
establecer algún tipo de distancia que la ponga a salvo de Ángel. El caso
preocupante es el D, por si es habitual la escena, el desprestigio, la
humillación, la cosificación. Si la relación lleva años, el mal está avanzado,
aunque no se vea. Si está empezando la relación, el diálogo tendría que ser un red flag, para alertar a Lucía sobre
Ángel. Si Ángel es un chaval joven, quizás sólo repite modelos aprendidos y
pueda estar a tiempo de cambiarlos. Si es un adulto, el problema es más serio,
y entramos en tipologías peligrosas, entendiendo por peligroso a un maltratador
psicológico. Uno de esos que no te partirán el labio, pero te lascarán la
autoestima.
Reflexiono sobre todo esto
aún con el impacto de que a diez minutos de mi casa, un hombre
vino hace dos días desde Murcia expresamente para coser a navajazos
a su ex novia, que tenía 26 años y que había decidido dejar la relación.
Escribo justo el día que en Valencia se celebra el ICongreso Internacional de Mujeres Supervivientes de Violencia de Género,
que no ha podido tener peor inauguración que la de ver aumentar a 47 la cifra
de mujeres asesinadas en lo que va de año. Unas mujeres que se han rehecho, que
han sobrevivido, que se quieren hacer visibles, fuertes. Mujeres valiosísimas
que han aprendido a identificar a los lobos con piel de cordero, a los
encantadores de serpientes, a los de verbo dañino. Mujeres que tienen mucho que
aportarnos porque ellas más que nadie saben qué línea separa un trato malo de
un maltrato. Este Congreso
es una iniciativa valiente de la FundaciónAna Bella para “crear conciencia de que las mujeres que han sido
maltratadas no son parte del problema sino parte de la solución". Me
parece una idea excelente, creo sinceramente que sus testimonios nos ayudarían a
todos a ver 'lo que no se ve'.
El único que seguro que acaba en un huerto es ese capullo.
Muy interesante la entrada, pero se me ocurren varios apuntes desde el respeto de tu punto de vista. Si en la secuencia inicial intercambias los papeles del hombre y de la mujer la escena es igualmente verosímil. Me gustaría conocer el número de hombres muertos a manos de sus parejas. Sobre esas otras muertes no hay luz, permanecen en la oscuridad de lo poco conveniente, de lo políticamente incorrecto, de lo incómodo. Que se legisle y se luche por la igualdad y por el fin de la violencia de género, pero desde la verdad, toda la verdad ¿A alguien le importan todos aquellos hombres que se encuentran en procesos de separación y se suicidan?¿A alguien le importan los niños asesinados o maltratados por sus progenitores, pero sobre todo de sus madres? La realidad de lo humano suele ser tan compleja y tiene tantos matices y circunstancias particulares que los análisis de trazo grueso suelen ser tremendamente desacertados y muchas veces injustos. Me gustaría pensar que estas palabras puedan ser leídas sin prejuicios y no me hagan acreedor de ser considerado un machista o un hombre de las cavernas. Un saludo.
No es que te consideremos machista, es que lo eres. Disfrazado de troll.
Me encanta tu forma de plantear la situación, Fani. No le sobra una coma. El tu-no-vales es una gota malaya que va perforando por dentro al interior más fuerte.
Muchas gracias por el texto. Con venia, lo he utilizado con mis tutorandos en clase y creo que ha servido para que despierten, abran los ojos y estén más atentos a esas gotas que van calando cual chirimiri haciendo que se vaya anulando la personalidad de la maltratada.
Una feminista se inventa una historia inverosímil, la pone como ejemplo de micromachismo y advierte a sus lectores sobre la necesidad de comatir la situación que ella misma se ha inventado.
¿Y por qué digo que es inverosímil? porque la situación tal y como está descrita Ángel solo podría ser:
a- un pagafantas
b- el amigo gay
c- la amiga gorda y envidiosa de Lucía
Un hombre de verdad, machista para más señas, estaría, o trabajando, o zampándose un montado de panceta con una caña, de pie, en un bar con mostrador de zinc, suelo lleno de restos orgánicos y tele encendida a todo trapo, o intentando llevarse a Lucía al huerto. Y si fuera eso último lo que quisiera, le estaría siguiendo el rollo, dándole toda la razón, e incluso escribiendo comentarios fingidamente feministas en cada nuevo post del blog de ella.
No me extenderé porque no sé a quien respondo… Sólo decirte que tu argumentación no se sostiene por varias razones, pero principalmente porque partes de una base que no es cierta: que la historia sea inventada. Saludos.
PD: El pagafantas no es que sea micromachista, es que después de tantos meses de tardes perdidas de miércoles bebiendo ese infame té rojo y escuchando las soporíferas confidencias de Lucía en una cafetería con olor a caneal, acaba de descubiri que le ha salido un rival temible, que con la excusa del proyecto se la va a llevar al huerto, y luego ella le contará que está enamorada porque el otro es un hombre increíble que ha sabido ver en su interior y valorar su trabajo. Y luego le llorará en el hombro cuando descubra que él está casado y tiene 3 hijos y vuelta a empezar.