“África me cambió.
Mi cuerpo dejó de ser sólo mío.
Juraría que había nacido hacía tiempo, pero no era así.
Aparecí allí y la lluvia me transformó”.
(Tierra, mar y aire, Patricia Campos Doménech)
Esta semana se han cruzado en el espacio aéreo español dos mujeres diametralmente poderosas. Digo ‘diametralmente’ porque son muy poderosas ejerciendo cada una su poder desde un polo de la realidad. Michelle Obama, la Primera Dama de EEUU (@FLOTUS), con todo el poder institucional que goza en estos momentos, llegaba a Madrid al tiempo que Patricia Campos Doménech, la Primera Mujer Piloto de España y la primera entrenadora española profesional en la liga de fútbol femenino en EEUU (@Pcamdom), volaba a Uganda. Michelle Obama aterrizaba a bordo del magno dispositivo que la acompaña en su estupenda misión llevada a cabo de manera conjunta con los Peace Corps: #LetGirlsLearn a bordo del avión presidencial. La acompañaban sus hijas, su madre y Todo el Protocolo así en mayúsculas porque aceptamos Todo el Protocolo como animal de acompañamiento presidencial. Patricia volaba sola, un año después volvía a ‘su otra casa’, Uganda, con tres maletas rellenas de ilusión. Una ilusión con forma de balones y botas de fútbol, camisetas, calcetines, pantalones cortos, zapatillas, compresas y chupachups que ha ido recibiendo de algunos sponsors convencidos de que merece la pena apostar por la misión de Patricia en África: educar en valores través del deporte. El poder de Patricia Campos Doménech emana del ámbito personal. “No descanso hasta que llego al lugar donde me propongo”, es una frase que resume su carácter luchador y valiente traducido en el compromiso firme de ayudar a quienes salieron perjudicados en el reparto geográfico.
Cuando Michelle Obama viajó a Liberia, a Marruecos y a España, habló todo el tiempo del derecho a la educación y de la absoluta prioridad del acceso a ella para el futuro de las niñas (62 millones de niñas sin educación). “Todo cambia cuando las niñas reciben educación”, insistía con vehemencia. A Patricia Campos Doménech le brillaban los ojos cuando me explicaba cómo es capaz de transmitir derechos humanos gracias al fútbol en un lugar donde ha visto “la cara más brutal de la miseria”. “Les expliqué a padres y profesores que las mujeres debemos y tenemos que hacer deporte. Es saludable y sirve para combatir desigualdades. Al principio, no entendían la necesidad de cambiar su rutina. Menos mal que al final y mostrándoles ejemplos de mujeres deportistas, han accedido a que sus niñas jueguen al fútbol”, explicó en su blog (aquí clic). Estos dos viajes, tan opuestos en la forma, tienen el mismo contenido: conseguir que los niños de las zonas más desfavorecidas del planeta tengan algún día una oportunidad de mejorar sus vidas. Mejorar una vida puede ser algo tan básico como tener unas zapatillas, un libro, o una compresa. Mejorar una vida significa también tener cerca de ti a alguien que te trate con respeto, que no te agreda, que no se aproveche de tu edad, que no te explote sexualmente ni te dé en matrimonio, que no te insulte, ni maltrate física ni mentalmente, que no abuse de ti por ser pequeño...
Si trazásemos el arco de posibilidades que existen para ejercer cada uno nuestro poder entre Michelle Obama y Patricia Campos Doménech, nos daríamos cuenta de la cantidad de opciones que tenemos a diario para empoderar el mundo. África puede ser nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestros entorno laboral (el que lo tenga)... En casi todas las personas que he entrevistado en el Fémur de Eva de radio esta temporada he descubierto algo en común: aquellas que ejercían su poder llevando a cabo una misión que beneficiaba a los demás, tenían un brillo especialmente intenso en la mirada... En todas existía una armonía entre lo que decían y lo que expresaban no verbalmente. Y la certeza en el gesto de quien sabe de dónde viene, a dónde va y, sobre todo, en quien no quiere convertirse por el camino. Personas con una intención positiva en sus vidas, que empoderan la vida de quienes la comparten. Lo pensé después de entrevistar a Patricia Campos Doménech este lunes, repasando los treinta y cinco programas que hemos hecho, haciendo memoria de tantas voces extraordinarias como he tenido la suerte de escuchar... Las recuerdo mientras te lo cuento y me entran muchas ganas de repente de emprender una misión mundial para enseñar a las niñas a decir que NO desde pequeñas y que jamás se sientan culpables por no cumplir las expectativas de otra persona; sea esta persona animal o planta.
(Gracias, Paco Valiente de @lsplanetaazul por elegir este temazo cuando vino Patricia a la radio... Y por todos los que siempre nos regalas.)
Pdta: El Fémur descansa unas semanas por motivos técnicos que os cuento en cuanto pueda y que me van a gustar mucho compartir contigo y con Estudio Menta. Un beso y felices vacaciones, si tienes ;-)