Me preguntaba de buena mañana qué pasaría si alguna letra más apareciese en al abecedario. Hoy se me queda corto al repasarlo en busca de opciones. ¿Cómo sería? Me imagino que tengo letras nuevas en el alfabeto y me surge también la duda de si tendría que reconstruir mi relato para darles cabida, o si se incorporarían poco a poco como se incorporan los nuevos elementos a la Tabla Periódica, sin nombre hasta comprobar su útilidad. Me pregunto también si las nuevas letras serían consonantes o vocales, y creo que preferiría consonantes. Me vendría bien otra consonante  gutural, bien fuerte, que me ayude a gritar los daños de siempre de otra manera, a ver si se oyen así y no pasan desapercibidos en las violencias diarias asumidas. No, hoy no llevo bien que el alfabeto sea finito porque la desolación de lo ocurrido esta semana es infinita. Por eso la necesidad de encontrar nuevas letras con las que reinventar el léxico y describir lo que sucede con otras palabras. No es cansancio de las que existen, es necesidad de... Necesito construir una palabra que impacte y remueva las conciencias de una vez, una que impida mirar para otro lado al ser pronuciada, una que comprometa a quien la escuche y le impida seguir con su vida hasta acabar  con tanto daño causado. Una palabra que signifique a la vez: rabia, herida, llanto, indefensión, impotencia, violación, agresión, niña, adolescente, mujer, justicia, reparación y esperanza. ¡Yo, que siempre digo que estoy hecha de palabras y que puedo llegar con ellas a cualquier rincón de la realidad y nombrarla! Hoy no es el día para esa certeza. 

He cerrado los ojos un momento pensando en la chica de 14 años, violada por un grupo de chicos de 16 a 26 años, sin sentir medio gramo de empatía por la vida que estaban dañando. Es insoportable, ni tan siquiera imaginarlo. Al abrir los ojos de nuevo me ha parecido inútil enfadarme con el alfabeto pudiendo maldecirlos con todas las letras. Así que los maldigo, los maldigo, y los maldigo, mil veces los maldigo. Con todas las letras los maldigo, en mayúscula y en minúscula, en cursiva y en negrita. Malditos. MALDITOS. Malditos. Malditos. Malditos violadores que convierten las vidas en pesadillas. Malditos. Malditos los treinta que hicieron cola en Israel para violar a una chica de 16 años. Malditos los que violaron a dos chicas en Sevilla. Malditos quienes violaron a una chica en Palma de Mallorca. Malditos los que violaron en Pamplona. Malditos los que violaron durante días a una chica en Marruecos. Hasta la afonía los maldigo, en todos los idiomas, con todas las letras que existen. A la víctima de esta semana (¡qué desolación de frase, por favor!) le queda un complicado camino por recorrer, va a necesitar todos los alfabetos del mundo para restañar su relato. Ojalá encuentre los apoyos necesarios. Ojalá su vida no crezca a la sombra de la noche que no mereció haber vivido.