Un verano diferente (VIII)

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  • Cosas de viejos

    Solo quedan unas pocas cosas que desempaquetar y creo que, excepto los libros, lo tengo todo. Bueno, todo lo que me han dejado traer. La verdad es que una mudanza siempre es un jaleo; cajas, más cajas, trastos inútiles que van apareciendo a la par que los recuerdos que, curiosamente la mayoría resultan inútiles. No porque carezcan de valor, si no porque la gente que forma parte de ellos también lo forma de un olvido más o menos reciente. 

    Libros que creía perdidos, fotos entre las hojas de esos libros que recuerdan días inolvidables pero olvidados. He encontrado una foto en la que estamos tu abuela embarazada de tu madre en un pueblecito gallego donde fuimos a veranear allá por el año 57.

    Recuerdo que nos hizo la foto el dueño del hostal y al tiempo nos la mandó a casa. ¿Te acuerdas de la casa? Como añora esa casa. No sé si me es más doloroso el recuerdo o gratificante ya que, irremediablemente me vienen a la cabeza muchas cosas. ¿Te acuerdas la tarde que estuvimos  en el huerto cogiendo ciruelos y peras? Tú no podías más pero seguímos comiendo hasta que vino la abuela y en vez de reñirnos, empezó a comer con nosotros. O las tardes que pasábamos los tres preparando natillas y que tu hermana no quería comer porque no quería ponerse gorda. Las echas de menos, ¿verdad? Fue todo muy difícil… Y en tan poco tiempo que…

    Yo hay veces que me enfado conmigo mismo por no recordarlas más a menudo pero supongo que la vida, como tal, es seguir adelante y no es menos verdad que, en ocasiones, me siento muy solo. Es como si faltara más de medio yo y, aunque hayan pasado tantos años, no me acostumbraba a vivir con vosotros. Ni vosotros conmigo. No sé si me trajo a vivir con vosotros por mi o porque necesitaba de mi apoyo. Un padre siempre debe apoyar  a sus hijos, es lo único propio que uno posee y aún así, nunca le pertenecen.  

    El piso no es ni la mitad de cómodo y mucho menos familiar pero, así lo quiso tu madre. En parte lo entiendo, estar solo allí no es lo mejor para nadie y menos para un abuelete como yo; pero en el piso… Que no es que no me sienta querido, no. Pero no es lo mismo. Allí arreglaba mis gallinas, salía a la calle, hablaba con el Tío Pascual, con el Tío Tomás… tenía mi marcha y allí me siento encerrado y sí, estáis vosotros, pero me falta algo, siento un vacio muy grande.  Aunque, según dice tu madre, aquí voy a estar mejor. Que tendré con quién hablar y hacer la partida. 

    Siempre me ha molestado tener que coger las zapatillas del suelo, pero mis zapatillas marrones. Las azules no me gustan. Tengo que decirle a mi mujer que no me compre de las azules que no me gustan, que se lo he dicho muchas veces pero no me hace caso. ¡Es que es muy terca! Pero si no fuera por ella, yo tampoco sería nada. Pero las azules no, ¿eh? No.

    Ah, acuérdate de traerme la radio. No sé si se podrá tener aquí aunque mejor no preguntar. Ya ves como me fue en tu casa. No puede negar que ha salido a su madre, en el genio sobretodo. Mira Carlos, hace tiempo que me importan más bien poco las cosas, no es desinterés pero he llegado a un punto en el que cada día que me despierto es uno más que me encuentro y soy consciente de que en un breve espacio de tiempo me iré. Me sabe mal por la cantidad de recuerdos que se desvanecerán. Es lo único que me inquieta. Lo demás es todo pasajero. Hasta el dolor es pasajero, ya lo verás. Me da igual estar aquí, que allá. Solo quiero un poco de atención porque, así, me parece que mi temor es menor. Que no todo va a desaparecer cuando lo haga yo… Porque todas mis cosas pueden acabar en un cubo de basura; los libros, las fotos, mi radio, la bicicleta con el cajón… Todo eso acabará desapareciendo. Es como si los recuerdos tangibles fueran más molestos que evocadores. ¿Sabes lo que te quiero decir? No he hecho grandes cosas en la vida pero tengo grandes recuerdos que en ocasiones desaparecen y no sé a ciencia cierta ni quién soy. Por eso tengo esta necesidad imperiosa de hablar y contar cosas. Y de sentirme escuchado. 

    • - ¿Con quién hablas abuelo?
    • - Nada Carlos, nada. Hablaba solo… Cosas de viejos

    Pepiu (@PepiudCastellar)

    Web de Pepiu: Clic-clic

    #UnVeranodiferente

     

     

    Waldemar Bastos, extraordinario músico, autodidacta, 'la voz de Angola', murió el pasado 9 de agosto y Paco Valiente habla de él en Los Sonidos del Planeta Azul: clic-clic

    Más música suya para dejarte llenar los oídos: 

    "Mantengo mi deseo de trabajar por la música porque hoy con este mundo tan convulso es más que necesario. ¡Importante para la pacificación de las Almas!" Waldemar Bastos #DEP

    2 responses to “Un verano diferente (VIII)

    1. Hola Fani.
      Soy una fiel lectora en la sombra desde hace tiempo y aprovecho para felicitarte por todos les fémures que nos regalas.
      He leído el fémur de hoy y estoy sobrecogida. Quién es este hombre? Sabes si tiene algo publicado? He estado buscando por google y en su web y sólo he encontrado vídeos cantando o en la televisión pero no encuentro nada escrito. Me resulta chocante el contraste entre su humor, esa potente voz y que sea capaz de tocarte el alma en pocas palabras.
      Mi enhorabuena y gracias por hacernos partícipes de un texto con tanta sensibilidad.

      Carmen

      1. Hola, Carmen! Muchísimas gracias por tu comentario, y por todas tus lecturas. Disculpa la tardanza en responder. No tiene nada publicado, de momento. Pero le hago llegar tus palabras, que seguro que se alegra un montón. Pepiu es extraordiario y con tantos talentos… Un abrazo. Si te animas a compartir tu verano, aún llegas!!!

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