Gerkonanaken

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  • La primera familia esquimal que llegó a San Olaf quebró durante un tiempo la paz de los sanolafianos, cuyo carácter enérgico pero calmo no contemplaba altercados más allá de un quítame allá esa vaca que me tapa la visión hipnótica del Agujero Negro. Los Thule llegaron con un carácter gélido al principio y se incorporaron a la ciudadanía sin preguntar a qué hora pasaban las cosas y sin saber quién era Heinrich Von Anderdonnen (fundador de la ciudad y primer ser humano que enlató atún al natural). No fue fácil la convivencia. Contaba Rose Nylund, sanolafiana afincada en Miami con las Chicas de Oro, que los esquimales repartieron grasa de ballena en lugar de dulces en Halloween. Y que arramblaron con todos los ceniceros cuadrados de cristal para subir una altura al garaje después del nacimiento del primer bebito inuit porque querían copiar el estilo arquitectónico de su iglú natal. Pero el ‘hasta-aquí-hemos-llegado-o-qué’ fue el increíble boquete con el que amaneció un domingo la pista del Pabellón Municipal de Patinaje sobre Hielo de San Olaf. Los esquimales habían cortado un círculo de hielo en el centro y, ¡tump!, lo habían sacado con una grua como si fuese un tapón enorme pues querían pescar salmón... La narración de Rose se interrumpe en ese punto, pero se cuenta que se escuchó un atronador ¡¡¡gerkonanaken!!! en el Pabellón que puso las cosas en su sitio definitivamente. Más que un insulto, ‘gerkonanaken’ es un Insultísimo cuya traducción excede los límites de etiqueta de este blog y que se pronuncia como si escupieses en la segunda sílaba: ger-kó-na-na-ken. Sólo diré que se utiliza cuando el sanolafiano de bien ha perdido la batalla contra ‘Toda Lógica’ y tiene que elegir entre la sinrazón de la fuerza o la magia de la palabra. Como siempre en San Olaf, ganó la magia y lo que sucedido fue un giro de guión que enriqueció la convivencia.
    Llevo toda la semana despertándome con un “gerkonanaken” atravesado en la garganta... No, no es faringitis. Ya me lo han mirado, he dicho “aggggg” y no. Es algo ahí, en la garganta metido, que necesita salir... Me lo noté la primera vez escuchando a la diputada que rebuznó de ‘buen lunes’ que hay “familias que destinan los recursos de la renta garantizada a comprar una televisión de plasma y otras cosas no tan apropiadas”. Otra vez lo sentí cuando Ana Mato soltó sin agrietársele el rayo uva, digo, el Jaguar, digo, la sonrisa: “la Sanidad española es más universal que nunca”. Que la miré dos veces para verificar la verticalidad de la Ministra al hablar y las dos veces me admiró el cinismo de la estructura profunda de su frase. Y casí se me cierra la glotis por la parte de dentro leyendo las cantidades del rescate a los bankieros que saldrán de tu bolsillo y el mío. Que no sé qué es más hiriente, las cifras, las explicaciones justificándolas o que los despidos en la banca se negocien al margen de la Reforma Laboral. Ufggs, ahora mismo me estoy notando el “gerkonanaken” casi del tamaño de Alaska... Me ha venido de golpe la aparición de Aznar en televisión hablando de lo suyo, algo que temo por si, flamenco cómo esta últimamente, se parte la camisita y le veo de nuevo el six-pack con FAES de fondo... En fin, sea lo que sea lo que me atenaza la garganta, estoy segura de que me pasará volviendo a San Olaf :-) 

    6 responses to “Gerkonanaken

    1. Hola FanI, te hice caso y te sigo en el blog.
      Me he tirado 5 minutos intentando " escupir" en la segunda sílaba…. Ger KÓ na na ken…..
      A mas de uno le gritaba yo eso…
      Muy bueno tu blog… Como dice un "primo" mío del Facebook chileno ( de esos que tienen el mismo apellido que uno…) "AMONTEMÁ…
      un beso.

    2. La verdad Fani es que tenía todo eso por ahí bailando en el limbo pero ha sido nombrarlo y me ha venido un GERKONAKEN (ahora ya tengo palabra) a la boca.

      La toda lógica no existe, la perdimos poco a poco hasta llegar a las últimas elecciones que no tuvieron ninguna.

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