Elogio de la aburrología

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  • Cumplidos los 32 años de edad, William Bean se marcó con una lima una línea horizontal sobre la cutícula del pulgar de la mano izquierda. A continuación, se dedicó a observar cuánto tardaba en llegar la muesca de su uña hasta la punta del dedo. Concluyó que la uña crecía un promedio de 0,123 milímetros al día, que en lenguaje científico significa: 1,4 nanómetros cada segundo. No contento con esta información, William Bean, de profesión físico y jefe del departamento de medicina interna de la Universidad de Iowa, decidió registrar el crecimiento de la uña de su pulgar durante los siguientes treinta y cinco años. Una observación que culminó en 1980 con la publicación de un artículo que se llamó: “El crecimiento de las uñas: 35 años de observación”, y cuyo resumen dice así:" Una observación de 35 años del crecimiento de las uñas indica la desaceleración del crecimiento al aumentar la edad. El crecimiento medio diario de la uña del pulgar izquierdo, por ejemplo, ha variado de 0,123 milímetros al día durante la primera parte del estudio, cuando tenía 32 años de edad, a 0,095 milímetros por día a la edad de 67”. William Bean nos legó uno de los pocos estudios conocidos sobre la cutícula y, con toda seguridad, el más largo.  
     
    Valerie Jamieson, Directora de Contenidos de la revista New Scientist, ex física de partículas, explica que William Bean podría ser el padre fundador de la ‘aburrología’. Esta afirmación la lanza Valeríe Jameson en: “Aburrología: un tedioso placer”, un texto que forma parte del recopilatorio de artículos de New Scientist que publicó Alianza Editorial en 2013. Valerie Jamieson explica cómo se propuso estudiar tres de las actividades más tediosas documentadas por la humanidad y que son: ver crecer la hierba, cavar zanjas o acequias, o ver secarse la pintura. Para ello, la editora se convirtió en reportera y viajó hasta Aberystwyth, en Gales, donde fue recogiendo sus experiencias en la búsqueda científica del tedio, que resultó ser de lo más ameno. Según su crónica, el lunes ‘descubre’ que la hierba ‘cruge’ cuando crece, y que es de las pocas plantas que crecen de abajo a arriba, como cuando aprietas un tubo de pasta de dientes. El martes deja escrita su fascinación ante el estudio del agua de las acequias, y conoce a unas criaturas llamadas rotíferos que llevan 70 millones de años reproduciéndose de manera asexuada. Y es el jueves cuando se maravilla analizando el proceso de secado de la pintura, con millones de partículas de polímero acrílico suspendidas en el agua, que se compactan entre sí hasta fundirse en una sola capa y...
     
    Espera, que voy por una lima... Dame un minuto que vuelvo enseguida, no te vayas... ¡Ya!... Si escuchas un rztrzt-rztrzt, rztrzt-rztrzt, no te preocupes, es el sonido de la lima haciendo muescas en mis cutículas. Me estoy haciendo una marca en cada dedo, que no tengo hierba plantada, ni una acequia cerca, ni paredes por pintar... Con todo eso del tedio acabo de darme cuenta de cuanto queda hasta las próximas elecciones y creo que prefiero mirar cómo llegan las muescas de mis uñas a la punta de los dedos hasta entonces. Hay más vida y evolución en esos 0,123 milímetros diarios de crecimiento que en los miles de minutos de propaganda con que nos van a 'distraer' de aquí al 20 de diciembre. No, no te preocupes por mí, estoy bien, ya ves qué filón ha encontrado este cerebro arado que tengo en el libro sobre Reflexiones insólitas acerca de la nada, que han escrito los de New Scientist. Como dice Valerie al final de su artículo: “De hecho, estoy muy animada y deseando entretener a mis amigos con los fascinantes acontecimientos de esta semana”. 
      

     

    One response to “Elogio de la aburrología

    1. En el lado contrario, Pascal decía que «Todas las desdichas del hombre derivan del hecho de que no es capaz de estar sentado tranquilamente, solo, en una habitación». Yo creo que la campaña electoral no será aburrida por falta de sucesos, sino por la repetición agotadora y previsible de los mismos.
      Muy buena la entrada, me ha encantado.

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