El estado del alma

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  • “No se puede vivir sin asentarse sobre tierra firme, sin sentir un espacio que no sólo es externo sino también interno: un espacio mental”. 
    Siri Hustvedt, Un verano sin hombres

     

    Pérdida: La normalidad

    Causa: Pandemia 

    Tipo: COVID_19

    Impacto: Global

    Casos: 4,722, 233 confirmados en el mundo

    Víctimas: 313,266 personas fallecidas

    Duración: Desconocida

    Antecedentes: Ninguno

    Objetivo: Nueva normalidad.     

     

    El duelo es el proceso interno que todas las persona llevamos a cabo cuando sufrimos una pérdida. Pérdidas hay de diferentes tipos. Perder a un ser amado. Perder una relación afectiva. Perder una capacidad física o psíquica. Perder un empleo. Perder una posesión. Perder el origen. Perder la normalidad. La normalidad es una pérdida muy sufrida. Muchísimas personas han perdido su normalidad de manera abrupta por guerras, terremotos, riadas, accidentes, exilios, violencia de género, desahucios, crisis económicas, bullying... Lo que no había sucedido hasta ahora es que el Mundo entero perdiese la normalidad a la vez, y por una misma causa. La pérdida global que sufrimos es la que estamos afrontando ahora. Es el duelo que estamos gestionando. El proceso interno que llevamos.

    La pérdida está muy bien documentada y existen fases propuestas para gestionarla. Las fases del duelo más conocidas las explicó Elisabeth Kübler-Ross y seguro que las hemos hablado en algún momento: Negación, enfado, negociación, depresión y aceptación (aquí están). Buscando más, he encontrado que Jonh Bowldy establece 4 fases de duelo: la de shock, la de anhelo, la de desorganización y la de reorganización (aquí están). Y que Guillermo Zurita, médico y psicoterapeuta en el Instituto Galene, llega a categorizar hasta 9 fases dentro de 3 etapas: cognitiva, emocional y de cierre (aquí están). Existe otra categorización en 7 fases sobre la que no he encontrado autoría en la red: Negación, confusión, ira/enojo, dolor/culpa, tristeza, aceptación y restablecimiento (aquí están). Y por finalizar con otra tenemos la que proponen Lindenmann, Brow y Schulz en 3 fases para procesar el duelo: Inicial, aguda y resolución; que se me han asemejado al esquema clásico de los tres actos de la estructura narrativa de: planteamiento, nudo y desenlace (aquí está). 

    Conocía la primera catalogación y me ha sorprendido gratamente encontrar tantas categorías sobre el proceso del duelo, la cantidad de recursos, de estudios realizados y comprobar cuantas soluciones existentes tenemos. También me han gustado leer tantas certezas sobre el proceso. Se sabe muy bien cómo afrontar una pérdida, sea cómo sea esa pérdida. Hasta en la incertidumbre sobre la duración del proceso, que va de dos meses a dos años, se sabe cómo actuar. Si se alarga más de lo estipulado, el duelo se vuelve patológico al encallarse la persona en alguna de las fases descritas (aquí están). Parecen aceptables dos años para volver a sentir un cierto bienestar, aunque no será como aquel previo a la pérdida, sino un nuevo bienestar. Diferente. Narrado con otras palabras. Una nueva realidad.

    En el espacio mental que menciona Siri Hustvedt al inicio, donde me he asentado ahora, además de los PCR y los IgM para detectar el coronavirus (aquí están), se realizan analíticas emocionales a toda la población para comprobar en qué fase del duelo está tras haber perdido la normalidad. Y se desescala a las personas en función de estas fases en un procedimiento gradual, asimétrico y coordinado. Por ejemplo; quienes no hayan superado la etapa de negación, no pasan a la siguiente fase para no poner en riesgo a quienes están ya en la fase de agradecimientos. O personas en fase de ira, no saldrán de casa hasta convertir esa emoción en pura aceptación. Y personas en fase de depresión no habrán de incorporarse a la nueva normalidad hasta tener lloradas sus penas... Así se procederá, respetando el estado del alma. En ese espacio mental nuevo, el personal sanitario, a quien hoy dejaremos de aplaudir y que aún no ha podido iniciar el duelo porque sigue luchando y mientras se lucha no se permite la tristeza, no se encuentra con quienes están en la fase irresponsable. Y se ahorran el mal trago de ver cómo les sabotean la lucha en las ucis y las urgencias. La fase irresponsable no existe en las catalogaciones antes descritas, la propongo para futuros estudios sobre la gestión del duelo por la pérdida de la normalidad a causa de la COVID-19. Es una fase que se detecta con facilidad en las analíticas emocionales de quienes la sufren: dan negativo en empatía y muestran niveles extremadamente bajos de respeto.  

    A l@s que luchan ❤️

     

     

    2 responses to “El estado del alma

    1. Grandisimo artículo. En estos días tan duros para todos, solo decir que en la distancia que nos impone esta «nueva normalidad» intentemos ser más solidarios y con los que lo están pasando peor.
      Gracias Fanny

    Responder a Francisca Cancelar la respuesta

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